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viernes, 1 de septiembre de 2017

UNA PSICÓLOGA CON FOBIA


Quizás estas aquí por curiosidad, porque tienes alguna fobia, te interesa la temática o porque estás pensando en acudir al psicólogo. Sea como sea, este es un escrito mucho más personal y con él quiero ayudar a personas por las que están pasando por lo mismo o una situación similar.

Antes que nada, para aclarar el término "fóbia" y su diferencia con el miedo, recomiendo leer mi post: DIME COMO ES TU MIEDO Y TE DIRÉ SI ES UNA FOBIA.


Para explicar mejor mi situación y sea más fácil su lectura lo he dividido por apartados:


CONTEXTO

Desde mi primer año tuve bastantes “tropiezos” con la vida, mis caídas no eran sólo las típicas rozaduras que un niño pequeño se puede hacer, sino que en más de una ocasión tuve que ir a urgencias o quedarme en la UCI ingresada, con lo que todo ello conlleva. Semi-rotura de hueso, chichones graves, cortes profundos, problemas intestinales, etc. Muchos de estos procedimientos implicaban agujas. Asimismo, cuando eres pequeño, no hay que obviar una cosa que te ponen año tras año… sí, estoy hablando de las vacunas.


CONDUCTA FÓBICA

Desmayo y huidas o evitaciones del lugar.


EVOLUCIÓN

Mi fobia empezó con las agujas de inyecciones (en la realidad, en fotografía o por televisión). Malas experiencias con análisis de sangre y situaciones similares hicieron que la fobia se extendiera a la sangre (más concretamente sangre de heridas). Incluso hablar de operaciones, agujas y sangre también me provocaba un desmayo. Más adelante, mi mente empezó a asociar agujas y sangre con productos de cura como: alcohol etílico, suero o agua oxigenada. Por lo que el hedor de estos podía hacer que me “desplomase”. Con los años, cuando tenía que visitar a un familiar al hospital podían ocurrir tres cosas: ir y desmayarme, ir o salirme cuando sentía un ligero mareo o directamente no acudir, cosa que terminé por hacer incluso con los dentistas.


PROGRESOS Y ACTUALIDAD

  • Oler alcohol, agua oxigenada o suero ya no me provoca nada.
  • Que alguien hable de una operación o similar donde especifique síntomas y procesos ya no me provoca nada.
  • Entro a los hospitales y no me provoca nada.
  • Curé a un niño que le sangraba la nariz (a borbotones) y no sentí nada.
  • Ir al dentista (incluso que me operen y me pinchen) ya no me provoca nada.
  • En el último año me realicé tres análisis de sangre y solo en el último me desmayé (por bajón de azúcar).
  • Ver una imagen o vídeo de como le ponen una aguja a alguien, en ocasiones aún me da un poco de aversión pero no me marea.


Queda pendiente:
  • Hacer una donación de sangre.
  • Ver cómo le ponen una inyección a alguien o le sacan sangre.


CONCLUSIÓN

Sí, aún sigo en proceso con la fobia, voy escalando mi pirámide de situaciones fóbicas y sé que voy más avanzada de lo que jamás hubiese imaginado hace años. Lo que cuento en progresos ha costado años, y además se necesitaba poner de mi parte, dedicar tiempo a mi fobia y tener voluntad para avanzar.

¿Con este post que quería transmitir?

Que si queremos mejorar nuestra vida tenemos que poner ganas. Todo tiene su proceso, por lo que quizás veas resultados en una semana, tal vez en un mes o tal vez en un año, pero no hay que dejar de rendirse para mejorar en nuestro bienestar. Tened en cuenta que muchas de las fobias las adquirimos cuando somos pequeños, por lo que una problemática psicológica arraigada de hace años, como habéis visto en mi caso, muchas veces se agrava o extiende a otras áreas o situaciones, lo cual hace que el proceso sea más largo.

En alguna ocasión sentirás que no has avanzado nada o incluso que vas hacia atrás, que la fobia es superior a tus intentos, pero forma parte de nuestro aprendizaje y al igual que nuestra mente aprendió en su día que esa situación es aversiva para nosotros, es el momento de hacerle ver que no lo es, y eso requiere ir paso a paso.

Mi proceso aún no ha terminado, me queda bastante por andar. Os seguiré contando mi propia experiencia… porque estoy segura de que lo conseguiré :)


¿Y vosotros tenéis alguna fobia? 
¿Estáis en proceso o os lo estáis planteando? 
Contádmelo en los comentarios :)

sábado, 21 de enero de 2017

EL DÍA QUE CONOCÍ A UNA EXTRAÑA

Un día me desperté, y cuando fui al baño una extraña me miraba desde la otra parte del espejo…

¿Quién eres? – le pregunté.
Soy tú – me dijo con cara de asombro.
No, tú no eres yo… Yo soy diferente.
¿Diferente? Recapacita, no estás igual que siempre.


Me sentía confundida… ¿realmente esa era yo? No puede ser…


Los días siguientes fueron más raros porque esa extraña aparecía cuando menos lo esperaba y sentía que me perseguía por la calle, en cada reflejo, en cada fotografía... Me sentía incómoda, me sentía fuera de lugar…
Siempre que le dirigía la mirada, me hacía malas caras, su aspecto era lúgubre y sin vida, solía mirar al suelo, y además ella iba a la suya, como si el mundo no importara, como si yo no le importara… En ocasiones la veía más ausente, incluso triste, como si fuese a llorar de un momento a otro.

Los días se volvieron grises...

¿Esa extraña era yo?

¿Cuándo me había convertido yo en esa persona?

No podía creerlo… yo no quería estar así.

Entonces empecé a trazar un plan. Si esa era yo, o al menos la extraña insinuaba que lo era, le daría una vuelta de hoja para que fuese más lo que yo quería ser.

Oye. – le dije.
No me molestes. – me contestó de mala gana.
Me gustaría ayudarte.
¿Ayudarme? ¿Para qué? No servirá de nada.
¿Qué te ocurre?
Y a ti que te importa…
Dime ¿cómo te sientes?
¿Me ves con cara de querer hablar?
Creo que sería interesante.
No soy una persona interesante, así que pierdes el tiempo.
Pues yo sí que lo creo y además si no hicieras esas muecas de asco te podría ver la sonrisa alguna vez.
No me hace ninguna gracia esta broma.
Te hablo en serio.


Y tanto que lo hacía… Así que insistí y le insistí varios días. Ella era muy testaruda, cabezota y negativa. Se pensaba que tenía las ideas muy claras, pero a la mínima yo se las desmontaba. Tanto estuvimos hablando que terminamos por conocernos bien y se convirtió en mi mejor amiga.

Entonces, ella cambió…

Bueno, en realidad, las dos cambiamos, y nos lo pasábamos en grande. Nunca había tenido una amiga tan sincera y comprensiva.

Sin embargo, un día me levanté, miré en el espejo y ya no estaba.

En su lugar estaba mi reflejo…

Tuve entonces una sensación extraña…

¿Quién fue realmente? ¿Era yo?

Empecé a echarla de menos, no a la triste y apagada extraña, sino a la alegre y decidida que había conseguido llegar a ser.

Entonces, miré en el espejo, sonreí...

Y la vi…



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martes, 1 de noviembre de 2016

COMPLEJOS DE AUTOESTIMA: Gigantes, enanos y fantasmas

A estas alturas quizás estás cansado de leer post sobre autoestima, porque la verdad los hay para parar un carro. La verdad es que solo con poner “autoestima” en Google te puede aparecer una buena definición de ello. 

Ya vimos en el artículo “10 BENEFICIOS DE QUERERSE A UNO MISMO” la cantidad de aspectos que nos aporta el apreciarnos y valorarnos a nosotros mismos, y además vimos en “10 PASOS PARA QUERERTE MÁS” cómo cambiando pequeños aspectos de tu vida y tomando ciertas decisiones puedes emprender el camino al amor propio.

Es por ello que no me voy a detener a explicar el concepto de “autoestima”, aunque aún existan personas que crean que quererse a uno mismo es sinónimo de soberbia o egocentrismo, por ello es importante saber diferenciar una alta autoestima de una sana autoestima.


Hoy os traigo algunos de los complejos de autoestima más frecuentes que nos podemos encontrar: ¿En alguna ocasión te has sentido identificado/a con alguno?
  • El gigante de papel: es aquella persona que siente que está por encima de los demás y que además cree que es su obligación estarlo para que no se le suban a la chepa. Se siente un gigante, capaz de convencer a cualquiera con su don de gentes. A ojos de los demás, es el rey del mambo, parece tan duro como una barra de hierro, pero en realidad es tan frágil como el papel, ya que detrás de esa coraza tiene miedo a sufrir y no acepta que las cosas realmente le afectan más de lo que piensa.
  • El enano de piedra: persona que siente que todo lo que hace nunca es suficiente, a primera vista parece tan frágil como el papel de seda, pero realmente tiene mucho por dar y es tan duro como la piedra. Ha vivido tantas duras experiencias que se siente insignificante, un enano que continuamente se compara con los gigantes, adorándolos como dioses a los que admirar o incluso complacer.
  • El fantasma sin invisibilidad: es aquella persona que pasa desapercibida en cualquier situación, su comunicación no verbal (gestos, forma de hablar, ropa, postura, etc.) da a entender: “no me tengas en cuenta”. Sin embargo, le gustaría que se fijaran mucho más en él/ella. Suena contradictorio, ¿verdad? El fantasma no da los previos pasos por miedo a lo que puedan pensar de él, se siente como si no existiera, que su información no cuenta, pero lo que no sabe es que es él mismo quien contribuye a alejarse y se cohíbe a participar de los echos.
Nosotros no nos sentimos enanos, gigantes o fantasmas porque sí. La sociedad está continuamente inclinándonos a través de la publicidad hacia estereotipos de personas “ideales”: personas fuertes y decididas a las que, a pesar de las calamidades siguen adelante como si nada, y esto provoca que nos comparamos mucho más con los demás: “mira que cuerpo que tiene esa”, “mira qué bien que habla ese”, “que facilidad que tiene para hacer amigos”, “qué envidia, si es que todo parece que le sale bien”, “no sé cómo lo hace pero tiene a todos a sus pies”, “tiene trabajo y yo no”, “tiene amigos y yo no”, “tiene pareja y yo no”… Pero hay que tener criterio propio y pensar que auto-criticándose uno mismo lo único que se consigue es tirarse piedras y echar por tierra todas sus virtudes.

¿Y si todo el tiempo que dedicamos a compararnos con otras personas lo dedicásemos a mejorar la forma en la que actuamos, pensamos e interpretamos las cosas?

¿Y si buscásemos oportunidades en lugar de fracasos?

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miércoles, 27 de enero de 2016

HIPNOSIS CLÍNICA: Mitos y verdades

“Y ahora caerás en un sueño profundo y cuando te despiertes serás una gallina… concéntrate… eres una gallina…. cuando oigas la palabra TRES te despertarás convertid@ en una gallina. Uno… dos…. ¡TRES!”



Seguro que alguna vez habéis visto algo parecido por la televisión y os preguntaréis: “¿es verdad que lo convierte en una gallina?” Bueno, teniendo en cuenta que en estos espectáculos las personas son contratadas o acordadas para realizar un “paripé” que se basa en la ilusión, el truco y la puesta en escena, ¿crees que es verdad?... lo dejo ahí.

El problema de la hipnosis es que se ha usado tan a la ligera y para aspectos tan cómicos que resulta natural ya tomarlo como una tomadura de pelo más, es por ello que resulta necesario aclarar ciertos aspectos para que no haya confusiones de términos ni de profesiones.

La hipnosis clínica es un procedimiento terapéutico inducido por métodos de relajación por el cual a través de la sugestión* (que es la principal arma), el terapeuta sugiere que el paciente experimente cambios a nivel motor, sensorial o cognitivo. Es usada por algunos psicólogos en terapia para poder trabajar diversos trastornos psicológicos o dolencias.

Puede que dicho así suene muy teórico y más difícil de entender, así que os voy a hablar de los tres famosos mitos sobre la hipnosis clínica para que pueda resolver mejor vuestras dudas:
  • Pierdes la conciencia: esto es muy típico oírse, pero es completamente falso. En todo momento te encuentras consciente y en vigilia, así que sabes todo lo que sucede. De modo que una persona puede llegar a falsear la intervención, o incluso pararla cuando quiera.
  • Te conviertes eres un títere: no te dejas manejar por el/la terapeuta, de hecho, tú no realizas nada que no quieras. Eres completamente responsable de tus actos. La persona es un agente activo que es guiado voluntariamente por aquello que va diciendo el hipnotista.
  • El hipnotizador tiene poderes: los profesionales que realizan hipnosis clínica no tienen ningún “poder” mágico, es más, si te dice esto… mala señal. Un buen profesional de hipnosis está formado principalmente en psicología y especializado en hipnosis clínica, nada que ver con magia. Bien es cierto que el usar un péndulo o un reloj en algunas técnicas, que son utilizadas para focalizar la atención del paciente, puede resultar un tanto cómico pero su uso no hace que la sesión pierda credibilidad.



Los efectividad de la hipnosis a la hora de compaginarla con otros tratamientos psicológicos ha sido demostrada, de hecho, la hipnosis ayuda a facilitar la expresión de las emociones y sensaciones. Pero, hay que tener en cuenta que esto no es la panacea, tal y como hablé en “CRÍTICA: LA FORMACIÓN DE LOS PSICÓLOGOS”, ya que hay personas a las que les puede servir y hay a las que no.

Por supuesto, antes de realizar una sesión de hipnosis, la persona realiza una serie de ejercicios indicados por su terapeuta para saber su grado de sugestión*, y por tanto saber si la hipnosis puede ayudarl@. Las personas más susceptibles son aquellas que suelen tener mucha capacidad de imaginación y pueden llegar a “soñar despiertos”, que pueden recordar sucesos pasados al detalle, que tienen mucha facilidad de concentración y/o focalización de la atención, personas que cuando leen una novela o ven una película lo experimentan intensamente como si fuesen ellos mismos quien lo vivieran, personas que se suelen dejar llevar por las experiencias, incluso aquellas que se creen muy fácilmente lo que alguien les cuenta.

No obstante, para una buena sesión también entran en juego las expectativas, la actitud, la predisposición y motivación del paciente, su estado de ánimo y la fatiga… algunos aspectos de los que hablé en el último post: “5 PASOS PARA UNA TERAPIA EXISTOSA”.

Ten en cuenta que todo nuestro cuerpo se encuentra conectado con el cerebro, si nosotros tomamos el control desde la mente de aquello que nos sucede, por ejemplo, de un dolor crónico o de un sentimiento negativo muy profundo, podemos llegar a calmarlo a través de nuestra mente con la ayuda de un profesional.

En definitiva, con la hipnosis clínica se pretende conseguir un estado en el que estas completamente inmerso en ti: en tus emociones, en las sensaciones, en tu cuerpo y en tus pensamientos. Básicamente te da igual todo lo que sucede a tu alrededor ja que solamente te centras en tu persona.

*Capacidad de influencia que se ejerce sobre un individuo y que hace que modifique su conducta, sensaciones o sentimientos.

¡Gracias por leer Los engranajes de la Psicología! ¿Te ha parecido interesante la hipnosis? Puedes seguirme en Twitter: @psicologaribesFacebook: "Psicóloga Raquel Ribes", o en Google + y estarás al corriente de todas las publicaciones y mucho más. 

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lunes, 27 de julio de 2015

POSITIVISMO: ¿Don't worry be happy?

En la actualidad, se está fomentando mucho más la utilización del pensamiento positivo. El pensamiento positivo tiene la peculiaridad de espantar a los pensamientos destructivos (ver artículo "LOS 4 PENSAMIENTOS MÁS DESTRUCTIVOS"), los malos hábitos y de mejorar las relaciones sociales, de tener una mejor actitud frente a las situaciones y con ello una mejor conducta.

Pero, ¿cómo es pensar en positivo? ¿Es lo que dicen los hippies “paz y amor”? ¿Cómo hay que pensar de forma positiva? ¿Realmente la positividad nos vale para todo? En este post me gustaría hablaros de ello.


En primer lugar, vamos a por los mitos y realidades:

Mito: Ser positivo es ver el vaso medio lleno. 
Realidad: Es ver un vaso donde llenar.

Mito: Ser positivo es ver sólo el lado bueno de las cosas. 
Realidad: Es ver oportunidades donde otros sólo ven fracasos.

Mito: Ser positivo es no tener conflictos ni problemas. 
Realidad: Es saber gestionarlos de forma efectiva viendo las diversas posibilidades.

Mito: Ser positivo es olvidarse de los acontecimientos negativos.
Realidad: Es saber aceptar, perdonar y superar.

Existen muchas personas que sus pensamientos positivos o alternativos no les sirven, y es que no es un simple “don’t worry be happy”, es otra forma de interpretar las cosas (ver artículo "¿CAMBIAMOS ELCHIP? La reestructuración cognitiva"). 


Asimismo, antes de pensar positivamente hay que tener varias cosas en cuenta:

Lucha interna: Intentar pensar de forma positiva cuando tenemos la mente llena de pájaros revoloteando es imposible. Pensar de forma positiva no es una solución, es un proceso y un resultado, después de trabajar con uno mismo y con aquello que te hace sentir mal. No podemos pretender encubrir o tapar lo malo que nos sucede, sino ver cómo podemos solucionarlo.

Que no te tomen el pelo: ser positivo no es ser ignorante, pensar de forma positiva no significa que todo vaya a ser con buenas intenciones o que todo tenga que ser maravilloso y que todo el mundo quiere para nosotros lo mejor, recuerda que hay personas tóxicas (ver artículo "PERSONAS TÓXICAS").

Mente realista: que se piense de forma positiva no significa que vaya a suceder así, tener una actitud positiva nos predispone a actuar de cierta forma y por tanto que haya más probabilidad de que se nos presenten ciertas situaciones (ver artículo "¿SOMOS ADIVINOS? La profecía autocumplida"). Por tanto, importante tener en cuenta todo lo que podría suceder, no es saludable pensar de forma extremista.

Aceptar el no para empezar el sí: ser positivo no implica que todo vaya a ser un “sí” en la vida. Hay que aceptar que la respuesta también puede ser un “no” puesto que sino las decepciones pueden pasarnos factura. Cuando aceptemos la existencia del “no” entonces podremos aceptar que el sí.


Recuerda, que el positivismo no ha de encerrarse dentro de la cabeza en forma de pensamiento positivo, sino que ha de convertirse en una actitud y conducta positiva. No es un “haz el amor y no la guerra”, es otra forma de ver las cosas que fomenta nuestro bienestar emocional.

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miércoles, 8 de julio de 2015

¿ERES UN X-MEN? La lectura de pensamiento

Si piensas en lo que están pensando los otros, tus pensamientos se convierten en los posibles pensamientos del otro, pero el pensamiento que piensas que es del otro no deja de ser un pensamiento propio. ¡Menudo lío! Parece un trabalenguas, ¿verdad? pero es lo que suele ocurrir.


Cómo nos gusta intentar leer el pensamiento de los demás… Sí, sí, estamos hablando de telepatía. ¿Nos hemos convertido en un X-MEN como el profesor X? Leer el pensamiento de otras personas lo hacemos más de lo que creemos, de hecho lo intentamos hacer muy a menudo.

“¿Qué pensará de mi?”
"¿Qué pensará de ésta situación?”
“¿Le habré caído bien?”
“A ver si va a pensar que me quiero ir…”
“Seguro que ha hecho ese gesto pensando en mi”
“Seguro que está pensando que soy un pesado/ torpe/entrometido…”

La lectura de pensamiento es una forma que tenemos de intentar controlar lo que ocurre a nuestro alrededor, suele suceder en personas que son inseguras de sí mismas. Es una forma de intentar adelantarse a la forma en que esa persona que tenemos delante puede influenciarnos, si de forma positiva o negativa. Lo que no sabemos es que llegamos a comernos tanto el tarro intentando descifrar en qué piensan los demás de una situación o de nosotros mismos, que descuidamos lo que nos está sucediendo en el presente. Es decir, nos preocupamos tanto por algo que no sabemos si es cierto o no que nos crea una ansiedad innecesaria y anticipada (como hablé en el artículo “¿Somos adivinos? la profecía autocumplida”).


Al principio os he presentado lo que podría llegar a ser un buen trabalenguas, pero que es un círculo vicioso de malos hábitos de pensamiento. Es por ello que la mejor forma de romper el bucle es acabar con esa telepatía. ¿Cómo? Teniendo en cuenta estos 3 aspectos tan cotidianos:
  • Preguntar: algo tan sencillo como preguntar a la otra persona nos sacará de todos esos quebraderos de cabeza. “¿Te ha molestado lo que te he dicho?”, "¿Te parece bien?". Eso si, preguntar para dejar de imaginar, suponer o malinterpretar, no para buscar una valoración continua del otro.
  • Tolerar la incertidumbre: No todo lo podemos controlar, y aquello por lo que nos preocupamos la mayoría de las veces son cosas banales. Si realmente tienes un problema que te preocupa,y tienes que tomar una decisión, entonces establece un “tiempo para preocuparse”. Sí, tan sencillo como crear un horario: de 9:00 – 14:00 trabajo, 14:00-15:00 comida, de 17:00 a 18:00 gestionar el problema. Asi mientras trabajas, estudias, o duermes no te vas a preocupar. Todo a su debido tiempo.
  • No depender de la opinión de los demás: ¿Para qué quieres que alguien confirme lo que dices? No necesitas que te den un “aprobado” a todo lo que haces. La solución se encuentra en confiar en uno mismo. Cuando empieces a confiar en tus actos dejarás de depender de la opinión de los demás.
Leer el pensamiento de otras personas no deja de ser un acto creativo en el que ponemos en práctica nuestra imaginación. Sin embargo, esto puede ocasionar problemas a la hora de relacionarnos con otras personas, sobretodo a la hora de buscar nuevas amistades. Cuanto menos se conoce a esa persona, más se le intenta leer el pensamiento, ya que ante el desconocimiento, las personas inseguras intentan buscar la forma de controlar la situación.



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lunes, 22 de junio de 2015

10 PASOS PARA QUERERTE MÁS

En el artículo 10 beneficios de quererse a uno mismo, pudimos ver todo lo que nos aporta el querernos a nosotros mismos. Pero, ¿qué podemos hacer para querernos? Se dice que el primer amor de tu vida ha de ser el amor sano e incondicional a uno mismo. Quererse a uno mismo de forma sana no tiene nada que ver con el egoísmo, el narcicismo o la superioridad. De echo, muchas de las personas que tienen esta forma de ser y de actuar, suelen tener una baja autoestima, pero crean ese carácter como escudo social.


No te puedo dar un libro de instrucciones para que llegues a aumentar tu autoestima, ya que cada persona presenta una concepción diferente de sí misma. Pero hoy sí puedo hablarte de 10 aspectos a tener en cuenta para que empieces a quererte más:

Mírate con otros ojos: deja de sentirte como la persona que es el/la herman@ de… o el novio o novia de… o el hijo de… y empieza a ser tú, a ser como quieres ser sin que te digan como tienes que ser. No tengas miedo a lo que puedan decir los demás, cada cual tiene su historia, cada cual tiene su vida. Las personas estamos echas para ser únicas, no ser una copia de nada ni de nadie. Mírate como lo que eres, una persona que puede empezar a ser única y especial en la medida en que te lo creas. No es que lo diga yo sin conocerte, es que no somos robots :)

Haz pequeños cambios en tu vida. Quizás es momento de hacer un cambio de "look", cambiar la decoración de tu cuarto, cambiar tu vestuario por otros colores, organizar ya de una vez tus apuntes, hacer un viaje a un lugar que no conoces, llamar a esa persona que hace tiempo que no llamas, decirle a tus padres todo lo que piensas, empezar ese proyecto que tanto deseas, etc. Ver las cosas que te rodean con otros ojos te permitirá ver las cosas de otra forma. Muchas veces salir de la monotonía nos permite tener la mente más despejada y abrirse a nuevos conceptos del mundo y de nosotros mismos.

Cambiar la jerarquía de tu mente: Tu mente es una jerarquía de prioridades. Te animo a que cojas un papel, escribas todo aquello que te importa en la vida, ahora haz una jerarquía y en la parte de abajo pon: “YO". Hay que empezar a ver qué es importante en tu vida y que no. En ocasiones nos preocupamos por cosas que ni siquiera nos incumben, empieza a pensar en ti, en cómo te sientes y qué es lo que quieres en tu vida.

Haz algo que te llene: empezar esos hobbies que siempre te han gustado y que nunca te has atrevido a hacer es un buen paso. Pintar, correr, fotografíar, cocinar, tocar un instrumento, cantar, ayudar en una ONG, etc. y si no te sale bien, ya sabes, nadie empezó siendo excelente.

Empieza a buscar todas tus cualidades positivas: tienes muchas cualidades positivas, no todos somos buenos en todo, ni todos somos malos en todo. Busca aquello que se te da bien, que alguna vez te han dicho que les ha gustado de ti y poténcialo. No descuides tus debilidades, entrénalas hasta que se conviertan en fortalezas.

Dejar el pasado atrás, todos cometemos errores, deja ya de lamentarte por ello, no se termina el mundo ni eres un fracasado. Nadie va a cogerte y levantarte, coge fuerzas y adelante. ¡Acepta esos errores ya de una vez! Todos hemos hecho cosas de las que nos hemos arrepentido, el primer paso para poder aceptar los errores es darse cuenta de ellos. Fallar no te convierte en mala persona, en una desgraciada, en un torpe, en un tonto, siempre estas a tiempo de pedir perdón y rectificar.

Aceptar el presente: En definitiva, vivir el ahora es importante, vivir cada día como momentos únicos que se presentan y oportunidades que, créeme, muchas veces no vuelven a suceder.

Mirar al futuro de forma realista: no crearte falsas expectativas, ni adelantarse de forma catastrófica tal y como hablé en el artículo “¿SOMOS ADIVINOS? La profecía autocumplida”. Plantarse metas y objetivos persiguiendo aquello que deseas, como dije en el artículo "LUCHAR POR UN SUEÑO", hará que tengas un propósito cada día con el que te sientas un/a luchador/a.

Consulta con un profesional: por último y más importante decir que, un libro de autoayuda, un artículo como este o una frase alentadora te puede ayudar a dar el paso para empezar a aumentar tu autoestima, pero la ayuda que te puede proporcionar un profesional de la salud, como un psicólogo, no es sustituible por ningún otro recurso. Es por ello que si tienes pensamientos recurrentes como los que hablé en el artículo: LOS 4 PENSAMIENTOS MÁS DESTRUCTIVOS, o sueles estar en bajo estado de ánimo, te animo a que acudas a un profesional. Te será de gran ayuda.

No se si llegados a este punto te habrás dado cuenta de que sólo hay 9 aspectos y no 10. Esto no dejan de ser aspectos a tener en cuenta, es por ello que el número 10 me gustaría que lo aportases tú. ¿Qué crees que aumentaría tu autoestima? ¿Qué harías para quererte más? ¿Que te ha servido hasta ahora? Busca aquello que siempre te hace sentir grande.

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lunes, 25 de mayo de 2015

LOS 4 PENSAMIENTOS MÁS DESTRUCTIVOS

Tenemos barbaridad de pensamientos al día. Algunos son conscientes, es decir, nos damos cuenta de ellos; y otros son inconscientes o automáticos, es decir, son tan fugaces que ocurren sin darnos cuenta, suponen mili-segundos, pero nos afectan más de lo que creemos. 


Cuando a un pensamiento se le da demasiada importancia se llega a convertir en un hábito. De esta forma, si el pensamiento es negativo puede desencadenar un mal hábito de pensamiento. Imagínate que, desde que te levantas hasta que te acuestas, tienes un megáfono diciéndote lo mal que lo haces todo, lo torpe que eres… ¿Cómo te sentirías? Es posible que nos sintiésemos tristes, apáticos, o incluso enfadados ¿verdad? Lo que no tenemos en cuenta es que el cómo nos sentimos depende de nosotros mismos. No obstante, con este ejemplo, el megáfono se encuentra fuera, por lo que seríamos más conscientes de su presencia, pero imagínate que ocurre lo mismo pero dentro de nuestra cabeza, la mayoría de las veces de forma automática, inconsciente y por ello, más difícil de detectar. Qué tortura ¿no? Pues esto ocurre más de lo que se piensa.

Es por ello que en este post quería daros a conocer los 4 hábitos de pensamiento más destructivos:
  • La generalización: “no valgo para nada”, “toda mi vida es un asco”. Usar términos absolutistas como “nada”, “nunca” o “siempre” y generalizarlos en nuestra vida, nos limita a la hora de buscar oportunidades y aprovechar nuestra valía. Reflexiona un momento: ¿Realmente nunca haces nada bien? ¿Realmente toda tu vida ha sido un asco?
  • Las etiquetas: “soy un desastre”,” soy un/a vago/a”, “soy un/a tonto/a”... ¿Sabes qué ocurre cuando nos etiquetamos a nosotros mismos? Que al final nos lo creemos. Por ello es importante quererse para seguir adelante y no creernos algo que no somos. No digo que en ocasiones se tenga una conducta torpe o vaga, pero es eso, la forma de actuar, no hay que aplicarlo a la forma de ser.
  • La visión catastrófica: “ya verás como no me saldrá bien”, tener una visión negra de nuestro porvenir o de cómo nos va a surgir, es adelantarse de forma innecesaria a los acontecimientos. No contribuyas a que salga mal con tu mala actitud, vista al frente y adelante :)
  • La autoexigencia: los “debería” o los “tendría que”. Cuando nos exigimos demasiado a nosotros mismos dejamos paso al estrés, la ansiedad y el sufrimiento. Por ello es importante centrarse en el “quiero” y en el “puedo” y dejar el “tengo”. Cuando nos imponemos algo como una obligación al final no se realiza con las mismas fuerzas y ganas.

Realmente no nos damos cuenta de que somos nosotros mismos quienes nos auto-criticamos y nos limitamos en muchas ocasiones, y ésto puede afectar gravemente a nuestra autoestima, llegando a ser víctimas de nuestras propias acusaciones. No tenemos que culparnos por la forma en la que pensamos, es aprendido y forma parte de las experiencias que vivimos; pero darse cuenta de ellos es el primer paso para el cambio.

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lunes, 4 de mayo de 2015

¿CAMBIAMOS EL CHIP?: La Reestructuración Cognitiva

"El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino" (Stephen Crane)

¿Te imaginas que nuestra mente fuese un chip que pudiésemos reemplazar? Podríamos cambiar fácilmente todos esos pensamientos odiosos que nos paralizan y no nos permiten avanzar, ¿verdad? Desafortunadamente ésto no es posible, pero la opción más parecida que disponemos es la Reestructuración Cognitiva.


Como psicóloga especializada en Terapia Cognitivo-Conductual, una de las terapias mejor reconocidas a nivel mundial, me gustaría en este post acercarles a una de las técnicas que se usa en éste tipo de terapia.

El objetivo de esta técnica se podría decir, de forma coloquial, que consiste en un cambio de chip mental. La persona mediante la Reestructuración Cognitiva realiza un cambio de pensamiento. No se pretende que la persona olvide lo que le ha sucedido en su vida, como el flash de los "Men in Black", pero sí centrarse en los pensamientos que pueden realmente ayudarle a seguir adelante, enfrentándose a sus miedos y eliminando así su malestar.

Es increíble como un solo cambio de pensamiento es capaz de hacer que veamos las cosas de otra forma y que demos un giro de 180º a nuestra vida.

¿Qué tipos de pensamientos hay?

Es importante diferenciar dos tipos de pensamientos:

Pensamientos racionales: son aquellos que se basan a nivel objetivo en nuestra experiencia, es decir, se corresponden con la realidad.

Pensamientos irracionales: son aquellos que no cuentan con suficientes datos reales y objetivos en qué apoyarse. Son aquellos que dan lugar a un malestar emocional e interfieren en la consecución de nuestros objetivos.

¿En qué consiste la Reestructuración Cognitiva?

La reestructuración cognitiva tiene dos pasos importantes:
  1. La detección de las ideas irracionales: es importante poner a prueba el pensamiento para ver si es un pensamiento irracional. La puesta a prueba se realiza mediante una serie de preguntas que ponen a prueba su objetividad y su utilidad para ver si realmente ese pensamiento nos sirve. Ya que, en tal caso, si vemos de primera mano que no nos beneficia y no se corresponde con la realidad, es más fácil desecharlo.
  2. El reemplazo de pensamiento: para el reemplazo de pensamiento, se busca una alternativa de pensamiento que pueda luchar contra ese pensamiento negativo, es por ello que debe cumplir una serie de aspectos: tiene que estar formulado a ser posible de forma positiva, ser concreto y específico. Durante el reemplazo de pensamiento, el terapeuta puede ayudar a encontrar ese pensamiento, puesto que es una tarea costosa en alguien que se levanta y lleva consigo cada día ese pensamiento en su mente. No obstante, es decisión de la persona  el elegir el pensamiento que crea mejor sustituto.

Entonces, ¿Aprender a pensar bien es posible?

Sí. Sin embargo, no es un proceso que se realiza por arte de magia. La persona necesita poner en práctica su cambio de pensamiento, ser constante y entregada en ello. Es por eso que se requieren de sesiones de terapia, que se pueden alargar según lo arraigado que se encuentre el pensamiento. Ten en cuenta que un pensamiento negativo puede venir desde la infancia y si, además, se presenta desde que uno se levanta hasta que se acuesta, son muchas horas para convencerse a si mismo de la importancia de ese pensamiento en su vida.

Durante el proceso, el profesional se convierte en una especie de entrenador mental que guía a la persona en su aprendizaje por pensar de forma sana. Ante todo, el profesional debe respetar cualquier creencia o ideal. La persona está en su derecho de creer aquello que le importe en su vida, no hay que quitarle importancia a los pensamientos, por absurdos que puedan parecer a entendimiento de otros. Asimismo, el psicólogo que aplique este tipo de técnica es importante que esté formado en Terapia Cognitivo-Conductual para saber cómo manejar este tipo de sesiones.

Recuerda: Los pensamientos, al igual que los aprendemos, los podemos desaprender. Cambiando tu mente puedes cambiar tu vida.

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martes, 7 de abril de 2015

¿POR QUÉ A MI?

Desde que somos pequeños intentamos buscar explicación a cada una de las cosas que nos suceden, de hecho, todos pasamos por una etapa llamada “la etapa de los porqués” puesto que estamos en plena “investigación” de nuestro mundo y de lo que ocurre a nuestro alrededor. Queremos saber la causa de todo.


Cuando nos hacemos mayores, esta búsqueda de explicación en algunas personas no termina, y cuando les ocurre una desgracia se preguntan: “¿Qué me pasa, tendré mala suerte?”,“¿Es que soy un desastre?”, “¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?” es entonces cuando pensamos que el mundo está en nuestra contra y nos da mucha rabia.

Antes de continuar leyendo ten una cosa clara: tú no eres culpable de cada una de las cosas que ocurren a tu alrededor. Tampoco pienses que pasa por alguna razón o incluso que te lo mereces. Simplemente las cosas pasan y muchas veces son incontrolables, el objetivo es no buscar el POR QUÉ de las cosas, sino el CÓMO hacerles frente. Asimismo, cuando a varias personas les ocurre una misma situación se tiende a pensar: “¿Por qué yo he actuado así y él/ella no?”, “¿Por qué yo me siento así y él/ella no?"...


Todo ello tiene que ver con estos 5 aspectos que hay que tener en cuenta sobre nosotros mismos:
  • La educación: según la educación que hemos recibido durante nuestra vida a través de la escuela, los padres y familiares, aprendemos una forma diferente de ver el mundo y de adquirir conocimientos. Es por ello que la mayoría de las cosas, al igual que nuestra forma de actuar, las adquirimos por aprendizaje y por experiencia.
  • La personalidad: cada persona forja su personalidad y con ella una actitud frente a las situaciones. Por ejemplo: una persona tímida atenderá de forma diferente aquello que pasa a diferencia de una persona extrovertida, no es que una personalidad sea mejor que otra, son diferentes formas de proceder frente a una misma cosa.
  • La interpretación de las cosas: la interpretación de lo que sucede a nuestro alrededor tiene mucho que ver con cómo nos lo tomamos y cómo reaccionamos a ello. Es por ello que, cuando algo lo interpretamos como amenazante o negativo vamos a reaccionar de diferente forma que si de algo positivo se tratase.
  • Las creencias, valores e ideas preconcebidas: cuando nosotros tenemos forjadas unas creencias, unos valores y unas ideas, éstas conforman nuestra forma de ver el mundo, aquello que es justo y lo que no, aquello que tendríamos que hacer y lo que no, lo bueno y lo malo, lo que es correcto y lo que no, etc.
  • La atribución de un hecho: todas las cosas que nos suceden las atribuimos en interno o externo y en controlables o incontrolables, y en función de ello nos afecta de una forma u otra. Aquellas cosas que atribuimos de forma interna son aquellas que son de nuestra responsabilidad, a diferencia de las externas. Y aquellas que consideramos incontrolables son las que no podemos predecir que sucedan, a diferencia de las controlables. Por ejemplo: no es lo mismo decir: “el profe me ha suspendido matemáticas” que “he suspendido matemáticas”. Es decir, todo tiene que ver en si somos capaces de ver cuando somos responsables de ello y cuando no.
Cuando todo parece salir mal, pensamos que el mundo está "compinchado" para hacernos la "puñeta", pero no hay un complot, ni hay mala suerte, todo es cuestión de pensamiento y actitud. En terapia psicológica se suelen trabajar este tipo de pensamientos para que las personas dejen de ver ese acontecimiento como un muro, y empiecen a verlo como un puente al que tienen que hacer frente y atravesar.

Es por ello que, cuando una persona intenta siempre buscar el “porqué” ha pasado algo, puede dejar de hacer cosas por "miedo a" y llevarla a una gran desesperación que a largo plazo puede derivar en depresión. Por muy extraordinario que parezca, no existe un por qué concreto para cada una de las cosas que nos suceden, hay que verlo como un conjunto de acontecimientos y circunstancias.


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miércoles, 18 de marzo de 2015

¿QUÉ ES PARA TI LA FELICIDAD?

Algunos dicen que la felicidad es la meta, otros que es el camino, en ocasiones dicen que es la clave de la vida, otras veces que es un estado emocional… Y yo os pregunto, ¿qué es para vosotr@s la felicidad? (os animo a que toméis papel y boli, y lo anotéis en un papel. El objetivo es que no lo penséis demasiado, lo primero que os venga a la mente).


Buscamos en Google la palabra “felicidad” y nos aparecen más de 58 millones de resultados, con imágenes adjuntas de gente saltando en una colina con los brazos extendidos, globos de colores, caras sonrientes, melenas al viento, etc. Encontramos también, definiciones de antiguas religiones, filosóficas, paradigmas, frases que alguna vez han dicho personajes famosos (esas que dices, "¡guau! me la apunto"), etc. Se llega incluso a hablar del “secreto de la felicidad”, de cómo encontrar la felicidad, del ritual de la felicidad y de los pasos para ser feliz, como si fuese algo que precise de unas determinadas instrucciones. Es entonces cuando yo me pregunto: ¿para qué tanta teoría? Creo que la palabra “felicidad” no puede reducirse a una definición, como siempre han pretendido autores, filósofos, corrientes… Por ello, decidí preguntar personalmente a algunas personas al azar dentro de mis círculos de relaciones qué era para ell@s la “felicidad”. El resultado fueron estas respuestas:
  • “Estar con la persona que quiero y no tener problemas externos”
  • “Tener lo que una vez tuve y perdí, y estar con mi pareja cada día”
  • “Es un sentimiento”
  • “Es poder hacer lo que te dé la gana cuando te dé la gana”
  •  “No decepcionar a nadie que aprecio de mi alrededor, que ellos estén bien y contentos”
  • “Es cuando estoy disfrutando de los buenos momentos en los que no te das cuenta de que pasa el tiempo”
  • “Es cuando te olvidas de todo lo malo, te sientes a gusto contigo mism@, con los demás y disfrutas del momento estés dónde estés”
  • “Es todo lo que deseo y me llena por dentro”
  • “Es sentirte realizado en las cosas que haces”
  • “Es estabilidad”
  •  “Es cuando nos pasa algo que estábamos buscando y queríamos, mirando el lado positivo del día a día”
  • “Son mis amigos”
  • “Es estar en cada momento, los detalles que parecen no tener importancia pero que, si desaparecen, notas su ausencia”
  • “Son las pequeñas cosas: quedarme diez minutos más en la cama cuando suena el despertador, el momento de agua calentita en la ducha, cuando llueve y te mojas con las gotas de lluvia…”
  • “Es una utopía”
Que diversidad de respuestas, ¿verdad? Entonces, ¿por qué se empeñan en intentar definir y marcar unos pasos para “ser feliz”? ¿por qué dentro de las pautas para la felicidad no encontramos a las gotas de lluvia, o a los amigos, o estar con la pareja cada día? Creo entonces, que la felicidad no es algo estático. Y apuesto que, lo que hoy has apuntado en ese papel, de aquí un año, un mes o mañana mismo puede ser algo completamente diferente.

Vamos a suponer que la “felicidad” es la plenitud total o el absoluto bienestar físico y emocional. Entonces cualquier persona que lo lea puede pensar:“yo quiero eso en mi vida” (y quien no…), pero las personas siempre queremos más: más relación con algún familiar, tener más dinero, más salud, tener más tiempo libre… Y nuestra coletilla favorita es el “si…”: “si tuviera una pareja entonces sería feliz”, “si tuviera una casa entonces sería feliz”, “si trabajara dónde quiero sería feliz”, etc. Es entonces cuando emprendemos la búsqueda de la felicidad con los marcados “pasos” para alcanzarla. 

Estas instrucciones suelen ser: quererse a uno mismo, pensar en positivo,  ser agradecido, realizarme con lo que hago, comer sano, etc. ¿Crees que esto es propio de la felicidad? Yo creo que es propio de unos buenos hábitos de vida. Ahora supongamos que alguien dice: “voy a ponerme a ello, si consigo estos pasos se supone que conseguiré ser feliz”. Esa persona pone en práctica los pasos cada día pero, pese a ello, no se siente feliz. Entonces, ¿es infeliz?, ¿dónde queda la felicidad?. Es en ese momento cuando da la sensación que la “felicidad” es algo inalcanzable. Se queda como un mito, una leyenda. Y yo grito: ¡Mentira, si que has vivido la felicidad! 

La felicidad no es algo que haya que alcanzar o a lo que tenemos que aspirar en la vida, sino que ya lo poseemos, sólo tenemos que darnos cuenta de cuándo se presenta. Porque, cuando pensamos en “felicidad” en lugar de centrarnos en lo que tenemos cada día, muchas veces nos centramos en lo que nos falta cada día para conseguir esa finalidad.


Desde mi punto de vista, la "felicidad" no tiene un término y no se busca, sino que aparece. Simplemente el pararse, mirar alrededor y ver esas pequeñas cosas que componen tu vida. Si perdemos el tiempo intentando “ser felices”, no hay tiempo para darse cuenta de que realmente se encuentra delante de nuestras narices. Es ahí donde se encuentran esos pequeños momentos que te recuerdan que estás viv@, y que estas aquí para vivir no para sobrevivir. No hace falta que tengas todo el dinero del mundo, o la mejor salud de todas, o un montón de amigos, o el mejor trabajo del universo, o una colina en donde estirar los brazos y saltar, sino que pueden ser tantas cosas... Como cuando te despiertas y parece que has dormido 100 años, cuando tu pareja te da un abrazo, cuando comes tu comida favorita, cuando juegas con tu hijo, cuando te dicen que has aprobado el examen de esa asignatura que tanto odiabas, etc. Puede que algunos piensen ¿eso es la felicidad? Bueno, cada persona tiene su propia noción. ¿Qué escribiste tú en el papel?

Dejemos de perseguir fantasmas. Nos cegamos y no vemos esos pequeños detalles que nos hacen sentir humanos. Aprovecha esos momentos y vívelos.

Y ahora te toca a ti. Prueba a preguntarle a las personas de tu círculo cercano qué es para ellos la felicidad. Quizás te sorprendas. 

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jueves, 12 de marzo de 2015

"EL PROFE ME TIENE MANÍA": El efecto Pigmalión en la escuela

Supongamos que nos encontramos en una aula. En la parte izquierda se encuentran los alumnos que sacan mejores notas, y en la derecha están los que fracasan en varias asignaturas. Es un día de examen, el profesor tiene la cabeza agachada, y de pronto oye murmuros. Sin saber quien ha sido, ¿hacia qué parte de la clase creéis que se dirigirá? 

Con mayor probabilidad, el profesor se dirigirá llamando la atención a la parte derecha de la clase, puesto que ha interiorizado que son los “más problemáticos”. ¿Podría haber sido un alumno de la parte izquierda? Por supuesto. ¿Por qué sucede esto?


Seguro que alguna vez habéis oído esta expresión: “el profesor me tiene manía”. ¿Es la interpretación externa del alumno a unos hechos, o es posible que el profesor tenga un trato diferencial hacia los alumnos?

El efecto Pigmalión sucede cuando las expectativas que tiene una persona sobre otra influyen en el comportamiento de ésta última. Éste efecto se explica mucho mejor a raíz de un curioso experimento social realizado por Rosenthal y Jacobson. Se realizó de la siguiente forma: al principio de curso, el profesor recibió una lista de alumnos indicándole que, tras un test de inteligencia, esos alumnos tenían grandes dotes y podían destacar sobre el resto. Al finalizar el curso, los niños que fueron escritos en la lista obtuvieron mejores resultados. Lo que el profesor no sabia era que los alumnos de esa lista habían sido seleccionados completamente al azar. Entonces, ¿por qué sus resultados eran mejores que los demás? (Podéis ver el vídeo-documental <<AQUÍ>>)

La respuesta se encuentra en la gran influencia y poder de las expectativas. Es decir, si el profesor cree que es mal alumno, se centrará en sus errores, mientras que si cree que es buen alumno, se centrará en sus logros. En el caso del experimento, el profesor, tras creer que a esos niños se les podía sacar mucho más, se encargó de que así fuera. ¿Cómo? Si el profesor cree que de un alumno va a sacar provecho, le dejará una mayor participación en el aula, le perdonará más errores, le explicará más detalladamente los conceptos, etc. De este modo, y aunque el profesor no se da cuenta, está fomentando una mayor capacidad de aprendizaje en el alumno, confirmándose así su regla de que éste tiene buenas capacidades. Ésto se llama la profecía autocumplida, que es como el pez que se muerde la cola.


¿Cómo se forjan estas expectativas? Pues a través de nuestra interpretación de lo que observamos, de lo que vivimos, de experiencias pasadas, de la influencia de personas externas, o de la actitud o comportamientos de esa persona. Pero el efecto Pigmalión va mucho más allá, puesto que el profesor no es realmente consiente de cómo sus expectativas están influyendo en el alumno. Y sin embargo, es común que en estos casos el alumno se haga este tipo de preguntas:
  • “¿Porqué a él le ha dejado entregar el trabajo unos días más tarde y a mi no?”
  • “¿Porqué si él se equivoca le da otra oportunidad y a mi no?”
  • "¿Porqué si él habla no le grita y a mi sí?"
  • "¿Porqué en ocasiones ni me pregunta si he hecho el deber?”
  • "¿Porqué si le digo que no lo entiendo a mi no me lo explica?"
Cuando somos pequeños, las expectativas y la confianza que tienen sobre nosotros las personas pilar como el profesor o nuestros padres, son el feedback clave para crear nuestras propias expectativas sobre nosotros mismos, es decir, nuestro autoconcepto y nuestro rol en diversas situaciones. Por ejemplo, cuando a un niño en muchos lugares y durante mucho tiempo se le tacha de “mal alumno”, al final interiorizará dicho rol, de modo que aprenderá que su papel es ese, y habrá ciertas cosas que no podrá hacer. Sin dejar de obviar que dentro de las propias aulas siempre se forman grupos inconscientes. Quien no recuerda al típico contestón o problemático, al vago, al xarlatán, al sabelotodo, al tímido, al extrovertido, etc. ¿Como se forma esto? Lo formamos entre todos, a través de nuestras expectativas.

De modo que, me gustaría recalcar la importancia de fomentar en la escuela un trato igualitario, para que las expectativas que los niños desarrollen de si mismos sean saludables. Ya que, aunque en el experimento, el profesor llegó a explotar las capacidades de los alumnos de la lista, también obvió las capacidades que podían tener el resto de alumnos. 

Asimismo, creo que es verdaderamente importante que cualquier maestro o profesor sea capaz de mantener la mente abierta y valorar sus alumnos de forma objetiva, sin juicios, ni pre-expectativas, puesto que pueden influir tanto positivamente como negativamente en su autoconcepto académico, es decir, en que él crea o no que puede hacer bien sus labores de la escuela.

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sábado, 7 de marzo de 2015

LA OBSESIÓN POR EL FÍSICO

¿Hasta qué punto el físico llega a ser una obsesión? 

Vivimos en una sociedad en la que la importancia del físico influye en nuestros esquemas cognitivos. La familia, los medios de comunicación y la sociedad, nos condicionan desde pequeños hacia una forma de pensar y una manera de enfocar el concepto de “sentirse bien”.

Para algunas personas, el hacer deporte, ejercicio o actividad física, implica obtener rendimiento y energía, en definitiva, sentirse saludable. Mientras que otros lo practican para obtener un mejor físico, ir al gimnasio y hacerse la mejor “selfie” para gustar a los demás… en pocas palabras, sentirse atractivo/a.


¿Y las personas que optan por la cirugía estética para mejorar su cuerpo? No hay que entrar en si está bien o mal, cada persona es libre de hacer con su cuerpo lo que desea, pero lo que pretendo recalcar es que, no es de extrañar que todo esto tenga un trasfondo social, puesto que continuamente estamos repletos de estereotipos que nos afectan directa e indirectamente. Es en este punto donde entra el aprendizaje social. Bandura es el que estudió el aprendizaje por observación, y recalcaba la importancia del papel de los medios de comunicación en este aprendizaje vicario o por imitación. En este tipo de aprendizaje, la observación es la que determina la conducta.

Siempre hemos oído la expresión de “90, 60, 90” o “estar perfecto”… pero, ¿Qué es la perfección? Muchas personas confunden el “sentirse bien” con “ser perfecto” y “estar sano”. Claramente aquí se enfrontan conceptos importantes como son la autoestima y el autoconcepto. Ambas juegan un papel fundamental en nuestra vida, ya que nos influencian en nuestra forma de actuar, en nuestra toma de decisiones, así como en nuestra forma de ser y en cómo nosotros nos aceptamos y nos valoramos tal y como somos, determinando así nuestro estilo de vida.

En la actualidad nos parece “normal” escuchar que la gente se pincha con esteroides para desarrollar más rápido el músculo, que una persona se quiera parecer a la muñeca Barbie, o que simplemente las personas prefieran 1 hora de cirugía a 15 horas de terapia psicológica, para aumentar su autoestima.

Cuando algo como una operación estética se encuentra más socialmente aceptado que acudir al psicólogo, se prioriza la primera opción. ¿Por qué? El contexto en el que continuamente nos movemos, es el que nos condiciona hacia unas creencias y unos valores que provocan en nosotros unas apreciaciones del físico sesgadas. Y es en situaciones extremas, cuando pueden aparecen las grandes distorsiones de la percepción traducidas en trastornos dismórfico corporales, vigorexia, bulimia y anorexia.

Entonces... ¿somos solo un físico? Qué hay de nuestros pensamientos, emociones, sentimientos… ¿somos siempre conscientes de ellos? ¿Sabemos realmente hasta qué punto el contexto social nos afecta? Para y mira a tu alrededor: las redes sociales, las revistas, la publicidad, las películas... ¿eso es lo que somos? Entre todos hemos construido eso, y es que la realidad no deja de ser una construcción social.

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