¿Hasta qué
punto el físico llega a ser una obsesión?
Vivimos en una sociedad en la que la
importancia del físico influye en nuestros esquemas cognitivos. La familia, los
medios de comunicación y la sociedad, nos condicionan desde pequeños hacia una
forma de pensar y una manera de enfocar el concepto de “sentirse bien”.
Para algunas
personas, el hacer deporte, ejercicio o actividad física, implica obtener
rendimiento y energía, en definitiva, sentirse saludable. Mientras que otros lo
practican para obtener un mejor físico, ir al gimnasio y hacerse la mejor
“selfie” para gustar a los demás… en pocas palabras, sentirse atractivo/a.
¿Y las
personas que optan por la cirugía estética para mejorar su cuerpo? No hay que
entrar en si está bien o mal, cada persona es libre de hacer con su cuerpo lo
que desea, pero lo que pretendo recalcar es que, no es de extrañar que todo
esto tenga un trasfondo social, puesto que continuamente estamos repletos de
estereotipos que nos afectan directa e indirectamente. Es en este punto donde
entra el aprendizaje social. Bandura es el que estudió el aprendizaje por
observación, y recalcaba la importancia del papel de los medios de comunicación
en este aprendizaje vicario o por imitación. En este tipo de aprendizaje, la
observación es la que determina la conducta.
Siempre hemos
oído la expresión de “90, 60, 90” o “estar perfecto”… pero, ¿Qué es la
perfección? Muchas personas confunden el “sentirse bien” con “ser perfecto” y
“estar sano”. Claramente aquí se enfrontan conceptos importantes como son la
autoestima y el autoconcepto. Ambas juegan un papel fundamental en nuestra
vida, ya que nos influencian en nuestra forma de actuar, en nuestra toma de
decisiones, así como en nuestra forma de ser y en cómo nosotros nos aceptamos y
nos valoramos tal y como somos, determinando así nuestro estilo de vida.
En la
actualidad nos parece “normal” escuchar que la gente se pincha con esteroides
para desarrollar más rápido el músculo, que una persona se quiera parecer a la
muñeca Barbie, o que simplemente
las personas prefieran 1 hora de cirugía a 15 horas de terapia psicológica, para aumentar
su autoestima.
Cuando algo como una
operación estética se encuentra más socialmente aceptado que acudir al psicólogo,
se prioriza la primera opción. ¿Por qué? El contexto en el que continuamente
nos movemos, es el que nos condiciona hacia unas creencias y unos valores que
provocan en nosotros unas apreciaciones del físico sesgadas. Y es en
situaciones extremas, cuando pueden aparecen las grandes distorsiones de la
percepción traducidas en trastornos dismórfico corporales, vigorexia, bulimia y
anorexia.
Entonces... ¿somos
solo un físico? Qué hay de nuestros pensamientos, emociones, sentimientos… ¿somos
siempre conscientes de ellos? ¿Sabemos realmente hasta qué punto el contexto social nos afecta? Para y mira a tu alrededor: las redes sociales, las revistas, la publicidad, las películas... ¿eso es lo que somos? Entre todos hemos construido eso, y es que la realidad no deja de ser una construcción social.
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