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sábado, 2 de junio de 2018

NO SÉ QUÉ ESTUDIAR


Quizás en estos momentos te estas preguntando: “¿qué estudios realizaré?” Tal vez te has encontrado en esta situación anteriormente, actualmente te estas replanteando tu formación actual o eres una persona mayor que tiene el “gusanillo” de retomar ciertos estudios. Sea como sea, entiendo el dilema al que te enfrentas, no te extrañará que te diga que yo, al igual que muchísimas personas, pasamos por lo mismo que tú cuando nos planteamos nuestro futuro: no saber qué estudios realizar.

Este tipo de decisión puede presentarse en cualquier momento de la vida. Es entonces cuando recurrimos a amigos, familiares, conocidos e incluso profesionales: “¿Tú qué me recomiendas?” les decimos, y esperamos que nos iluminen nuestro camino con bombillas led de alta potencia, pero lo único que nos encontramos es con bombillas parpadeantes en caminos difusos en búsqueda del mejor consejo.


He aquí mi consejo: NO PIDAS CONSEJO. Sé que en estos momentos te sentirás perdido/a y te vendrá un torbellino de pensamientos: “¿cómo no voy a pedir consejo?, ¡Si no sé qué hacer!, necesito la opinión de alguien… No sé qué elegir, no sé cuál es mi camino…”

Pero, ¿Por qué te digo que no pidas consejo? Porque muchas de las personas te aconsejarán según sus intereses, según lo que piensan que te “conviene” o lo que por experiencia han pensado que tiene “más salida”, pero nadie más que TÚ MISMO/A sabe qué es lo que te gusta o lo que se te da bien.

La gente que elige su profesión porque “piensa que ganará más dinero que con otra” o porque “tiene más probabilidad de que lo contraten” al final acaban siendo personas que odian su profesión, que no les gusta su trabajo y lo hacen a desgana. Y, en estos tiempos en los que estamos, el dinero es importante, no obstante, más importante es fomentar y crecer como profesionales que amen lo que hacen, porque de la pasión hacia la profesión es de dónde salen los mejores profesionales.

De modo que es momento que te centres en el “QUÉ QUIERO YO”.

Lo importante es que pongas en una lista por prioridad qué estudios te llaman la atención, y después busques información tanto del tipo de temas que se abarcan en cada uno como el proceso por el que tienes que pasar para realizar cada uno (posterior especialización, búsqueda de prácticas, realización de un postgrado…), ya que esto te ayudará a descartar. Es importante que te informes bien, ya que elegir es difícil, pero descartar es fácil basándote en el temario de una formación. Ya que en la medida en que no se adapte a lo que quieres no te motivará.

Es por ello que, quédate con aquello que te gusta y sepas que te puede causar interés. A rasgos generales, a través de la educación obligatoria y en tu día a día puedes conocer qué tipo de estudios prefieres según tus gustos: matemáticas, biología, arte, química, letras… Esto te dará pistas para centrarte en una rama u otra, aunque ya te digo que hasta el último momento muchos tienen sus dudas. Créeme, nos pasamos la vida estudiando lo “obligatorio” y cuando nos planteamos “lo que queremos” se nos nubla la vista.

Si tus dudas son por hacer una especialización u otra piensa a qué te quieres realmente dedicar, qué es eso que cuando hablas de ello te apasiona, que te ves trabajando de ello día tras día.

Pero ante todo: ¡QUÉ NO CUNDA EL PÁNICO!

Claro está que hay muchos otros aspectos a tener en cuenta para elegir carrera como: la nota de corte, el lugar (si tienes que desplazarte), el coste de la matrícula, los cursos, el material necesario… Pero ante todo elige con cabeza, y si por alguna de aquellas empiezas una formación y descubres durante el proceso que no es lo tuyo: ¡el mundo no termina ahí! Tienes la posibilidad de redirigir tu vida y volver a plantearte qué quieres, no se es un As en todo, ni se toma la mejor elección a la primera, así que “No problem”.

Tampoco se sabe con certeza todo lo que uno/a se encontrará una vez comenzada una formación, es por ello que quizás empieces una formación que no era tu primera opción y por sorpresa descubres que es algo que te apasiona y que no cambiarias por nada.

Te aviso que dudaras, hasta el último momento, y a cuantas más personas preguntes más te harán dudar, y puede que le des mil y una vueltas a la cabeza, pero la decisión es tuya y es tu vida. Es TU futuro, así que tómate tu tiempo. Coge los consejos y las experiencias de otras personas como aspectos a tener en cuenta pero no razones de peso para tomar la decisión definitiva.

Así que ahora con todos estos aspectos que te he recordado, espero que sepas elegir por ti mismo/a y barajar tus posibilidades sin que nadie te condicione a elegir cómo quieres vivir. Y, por supuesto eres libre de elegir un estudio solo por la salida laboral o la monetización que te puede aportar en un futuro, porque no deja de ser una motivación, pero es importante que tengas en cuenta que quizás tendrás que lidiar con que estés estudiando aspectos con los que no te sientas cómodo/a o te cuesten mucho más.

Aunque tengas motivación, el proceso por el que pases no será fácil, se requiere de esfuerzo, perseverancia, paciencia y dedicación. Sin embargo, no olvides que tienes PODER DE ELECCIÓN.

jueves, 10 de mayo de 2018

ESTO NO SE ENSEÑA EN LA ESCUELA



He reunido en este post lo que los niños no son capaces de materializar con palabras, bien porque son demasiado pequeños para expresarse o bien porque no tienen los recursos comunicativos para ello. Son aspectos que cualquier persona a cargo de niños y adolescentes ha de tener en cuenta. En especial los padres y madres, ya que son los pilares fundamentales de la infancia de cualquier infante o adolescente.



Mamá, Papá…

Quiero que me entendáis, porque a veces, ni yo mismo me entiendo. El mundo es un ir y venir de cosas nuevas para mí. Hazme saber que tú fuiste niño o niña alguna vez, que te encontraste en situaciones parecidas a las mías, y cómo, con el tiempo, les hiciste frente.

Explícame las responsabilidades pero de forma fácil de entender. El “porque sí” o “porque no” o “porque lo digo yo” ¿A ti te serviría si alguien te lo dice? Necesito entender el mundo, ayúdame. No hace falta media hora de explicación, quiero frases breves y simples.

No me pongas más edad de la que tengo, ni tampoco menos edad. Tengo la edad que tengo y no puedo hacerme cargo de ciertas responsabilidades aún, todo a su tiempo.

Tus agobios no son míos, ya llegará el día en que yo tenga que pensar en todas esas situaciones frustrantes y angustiosas. Ahora solo necesito llenar mi mente de imaginación, ilusiones y sueños. Déjame disfrutar de estos años de inocencia.

Ponme límites, porque si por mi fuera lo querría todo. No seas permisivo/a conmigo, si me lo consientes todo cuando sea más mayor no toleraré el “NO” y me frustraré sin motivo. Tengo que aprender a valorar las cosas, a que todo esfuerzo bien hecho tiene su recompensa.

Mi noción del paso del tiempo no es la misma que la tuya, ni pretendas que lo sea, ya que el esfuerzo será en vano, tú vives mucho en el mañana, mi visión del futuro no va más allá del momento que estoy viviendo ahora.

No me digas que “si estudio cuando sea mayor podré ser lo que quiera”, no servirá de mucho, ya que bien sabes que igual cuando sea mayor prefiero dedicarme a otra cosa bien distinta a lo que digo ahora. Aún tengo un largo camino que recorrer en mi autoconocimiento, no me conozco suficiente como para decidir mi futuro. Motívame y dime la importancia que tiene para mi pasar de curso e ir dando pequeños pasos para aprovecharlo en mi presente. Recuérdame la importancia que tiene aprender para saber más cosas sobre el mundo que me rodea.

No soy igual que nadie, no me compares con mis hermanos/as, con mis amigos/as, compañeros/as o incluso con hijos/as de conocidos/as. No hemos vivido lo mismo, no tenemos los mismos valores, ni nos hemos criado con la misma familia. Nuestra personalidad es diferente y no pretendas que actúe igual.

Cuidado con ponerme etiquetas. No soy torpe, ni vag@, ni tont@, ni bob@… He actuado alguna vez con torpeza, quizás en ocasiones no tenga ganas de hacer mis responsabilidades, puedo actuar con cierto desentendimiento, y puedo parecer despistado o incluso que me evado y cometo errores, pero eso forma parte de cualquier experiencia humana. Sé que lo dices sin querer, pero al final me lo creeré, porque todo lo que tú digas de mi me importa demasiado.

No me quites todas las piedras de mi camino, porque el día que me encuentre rodeado de ellas no sabré que hacer y siempre dependeré de ti o de alguien que como tú me las quite el resto de mi vida. Sé que quieres que me vaya todo bien, no quieres que sufra y quizás tener lo que tú de pequeñ@ no tuviste, pero eso no me ayuda en mi crecimiento personal. Necesito caerme y volver a levantarme, necesito sentir lo que es errar para no tomármelo como un fracaso sino como un aprendizaje.

Quiero que seas mi mejor ejemplo a seguir. No tengo a nadie más de referencia, porque yo convivo contigo y eres mi pilar fundamental. Lo que tú haces yo lo veo, lo tomo de muestra y lo copio. Tus palabras, tus gestos, tu manera de desenvolverte en el mundo, es lo que yo al final tomaré como natural y parte de mi entorno.

Sé que quieres que sea el/la mejor de todos, que triunfe, que pueda hacer de todo, pero a todos no se nos dan bien las mismas cosas. Poténciame aquello que ves que se me da bien, ya que si me propones quizás no esté preparado/a para decir que “no” y me dejo guiar por las proposiciones que tú crees conveniente. ¿A ti te gusta todo? No, ¿verdad? A mí tampoco, por favor ayúdame a encontrar la motivación en lo que hago.

Aún soy pequeño/a y moldeable, aprovecha para enseñarme el valor de las cosas, a ver el lado positivo de lo que nos rodea. Enséñame nuevas alternativas de comportamiento, de actitudes y respuestas ante situaciones cuotidianas que nos suceden. Algún día seré mayor, algún día seré como tú, pero recuerda, no seré igual, o eso espero, porque tendré que adaptarme a nuevos medios.

Interésate por lo que me gusta, por lo que me divierte y lo que me motiva, al final es lo que me hace estar alegre y te ayuda a conocerme. Ayúdame en aquellas cosas que no entiendo, necesito saber que tengo a alguien a quien preguntar. Tú también no entenderás cosas y cometerás errores, se el mejor ejemplo que me das y enséñame a pedir “perdón” y rectificar.

No intentes comprar mi cariño con cosas materiales, lo único que tiene valor en mi vida es pasar más tiempo contigo. Sé que trabajas, que estás cansado/a, pero busca un hueco para estar conmigo, porque relacionarme con mi familia y con otra gente es lo que realmente me enriquece. Lo material es pasajero pero los momentos que podemos vivir juntos los puedo recordar toda la vida.

Háblame de ti, dame confianza para contarte cómo me siento o lo que me sucede. No sé con quien hablar, mis amigos/as tienen mi edad y no me pueden ayudar con problemas emocionales, así que solo puedo recurrir a ti. Si no estás abiert@ o no sabes cómo, dame la opción de recurrir a alguien, porque lo que me sucede ahora, mis miedos y problemas pueden afectar considerablemente en mi desarrollo psicológico.

A veces se olvida que todos hemos sido más jóvenes y nuevos en este mundo lleno de sensaciones externas e internas que tenemos que saber interpretar. Y se olvida que estas cosas no se aprenden en la escuela…

martes, 1 de marzo de 2016

LA OTRA CARA DEL BULLYING

Todos sabemos qué es el Bullying. Si no lo sabes, existen una barbaridad de artículos e información al respecto y, por tanto, te animo a informarte de forma totalmente objetiva antes de que leas mi escrito.

El objetivo de este post no es centrarme en los aspectos teóricos, señales, signos, síntomas y consecuencias, sino de otros aspectos que quizás no se tienen tanto en cuenta, o quizás sí, pero no se habla demasiado de ellos, y considero que son la base de este fenómeno social.



Da la sensación de que el Bullying es "solo" el acoso físico o psicológico que realizan los niños en el contexto escolar hacia sus compañeros, pero desde mi punto de vista, va mucho más allá… La pregunta es: ¿Qué está pasando?

Si nos damos cuenta, no nos enteramos realmente que sucede hasta que aparece alguna noticia que nos impacta (Noticias casos Bullying España en 2016: Alan / Diego). Y eso, es realmente penoso.

El Bullying no se enseña en las escuelas, se enseña en casa. Sin embargo, prevenirlo no sólo está en manos de padres, tutores y educadores, sino de nuestra sociedad en general.

Por mi parte, yo veo muchas brechas que hay que tener en cuenta para empezar a actuar:
  • La importancia de la familia¿Qué le pasa a la víctima para terminar siendo víctima? ¿Qué le pasa al agresor para terminar siendo agresor? La familia tiene que estar atenta a las necesidades de su hijo.  Cuando una persona es acosadora es porque le faltan unas necesidades que no le son cubiertas, cuando una persona es víctima es también porque tiene falta de unas necesidades que tampoco le son cubiertas. Cuando hablamos de necesidades, podemos estar hablando de: cariño, escucha, atención, ayuda… Los padres son los formadores de las generaciones del futuro, un niño no se desarrolla solo, sino que aprende de los que se encuentran a su alrededor. Seamos el mejor ejemplo para ellos y transmitamos confianza, porque cuando hay confianza paterno-filial, el/la niñ@ es capaz de expresar lo que siente, lo que ha vivido o lo que ha visto con mayor facilidad.

  • Pecamos de falta de valores: los valores se fomentan donde se encuentran los pilares fundamentales de la educación de los niños: en casa. Si los padres en lugar de transmitir valores sanos a sus hijos, dicen que: “si te pegan tu devuelves”, "eso le pasa por ser un malcriado", "a los niños mano dura¿Estamos educando en positivo? La familia ha de saber transmitir que en el mundo nadie es igual, cada uno es diferente, por lo que los niños y niñas de otra raza, con otro acento, con diferente aspecto, con diferente identidad o incluso con diferentes padres, no dejan de ser personas.

  • Demasiados espectadores: Igual tu hijo, hermano, sobrino, nieto, etc. no es ni un agresor, ni una víctima, pero entonces puede ser un espectador. Y es que solemos pensar en la víctima, en el agresor, pero… y los demás compañeros, ¿Qué hacen? Uno de los objetivos más abandonados es enseñar a los niños a identificar también los problemas que ocurren en la escuela. Saber ver cuando es una broma y cuando es faltar al respeto, cuando es jugar y cuando es molestar. Al igual que saber alertar cuando un compañero agrede o es agredido, porque ser espectador es también formar parte del acoso.

  • El peligro del contexto neutro: vemos a l@s niñ@s entrar por la puerta de la escuela y ver como salen, pero, ¿Qué hace mi hij@ cuando está dentro? La escuela es un terreno en el que los padres no se encuentran, por lo que, es importante insitistir en la toma de contacto con los padres: reuniones,  mesas redondas o talleres para obtener más feedback. Fomentar recursos para concienciar mediante juegos de igualdad, civismo, respeto y comunicación entre compañeros. Y sobretodo asegurar el anonimato porque, al final, todos ven pero nadie sabe. 

Muchos diréis: "sí sí, sabemos el qué, pero no sabemos el cómo hacerlo". El Bullying es un problema de todos, y tenemos que poner nuestro granito de arena como padres, madres, maestr@s, prim@s, tí@s, herman@s, amig@s, etc. El objetivo: interesarse, educar en positivo, enseñar alternativas de conducta, empatía, expresión de emociones y ESCUCHAR. Nadie dijo que fuera fácil, pero puede estar ocurriendo ahora mismo en la escuela de tu pueblo y tú sin enterarte.

Enlace noticia Bullying en España: "1 de cada 10 alumnos asegura que ha sufrido acoso escolar"
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lunes, 14 de septiembre de 2015

"NO SIN MI MAMÁ": Trastorno de ansiedad por separación

De forma instintiva sabemos que sin nuestros cuidadores no podemos desenvolvernos en el mundo. Es por ello que el miedo a la separación es un miedo básico durante la infancia, y que se mantiene hasta los 6 años. Los miedos nos ayudan a sobrevivir, forman parte de nuestra supervivencia como especie, ya que nos previenen de posibles peligros que atenten contra nuestra vida.

Sin embargo, cuando este miedo tiene una duración desmesurada y se transforma en ansiedad es importante atender a la forma en la que se presenta y, en la medida de lo posible, consultar con un profesional de la psicología, tal y como hablamos en el artículo "NIÑOS CON ANSIEDAD".


¿Qué tipo de signos y síntomas pueden aparecer?

  • Malestar recurrente ante la separación real o anticipada con respecto a las figuras significativas. Es decir, aquellas con las que el niño o niña tiene un fuerte vinculo emocional (padres, tios, abuelos, etc.)
  • Preocupación excesiva por que a esas personas tan importantes para el/la niño/a les suceda algo malo y que no puedan volver a estar juntos.
  • Resistencia ante la posibilidad de situaciones que impliquen separación (pataletas, lloros, gritos, huidas, etc.).
  • Pesadillas sobre separaciones, abandonos, pérdidas, etc.
  • El niño suele decir que tiene mareos, dolor de estomago, nauseas, etc.

Ante la presencia de estas situaciones o la aparición de un malestar que esta afectando gravemente la vida del niño y con ello su rendimiento escolar y sus relaciones sociales; por ello es importante, como bien se ha mencionado anteriormente, contactar con un profesional de la psicología para descartar otro tipo de causas ajenas u otro tipo de trastorno (fobia social, trastorno de ansiedad generalizada, etc).

La ansiedad por separación suele aparecer en épocas de escolaridad, por el echo de que es un periodo de tiempo en el que el niño se encuentra fuera de casa. No obstante, también puede aparecer al irse de viaje, de excursión o a casa de un amigo.


¿Qué puede fomentar la aparición de este trastorno de ansiedad?

  • Estilo sobreprotector de los padres.
  • No permitir autonomía al niño a la hora de realizar actividades.
  • Relacionarse pocas veces con otras personas.
  • Predisposiciones fisiológicas (sudoración, rubor, temblores, etc.)
  • Presencia de trastorno de ansiedad, depresión mayor o trastorno de pánico en uno o ambos padres.
  • Aparición de suceso estresante (fallecimiento de familiar, separación de padres, fallecimiento de mascota, enfermedad del niño o de algún familiar, mudanza, cambio de escuela…).

Es importante fomentar una buena comunicación con el niño, cuanta más confianza haya entre padres e hijos es más probable que el niño exprese aquello que siente.


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lunes, 20 de abril de 2015

NIÑOS CON ANSIEDAD: Señales y actuación

Cuando aparece ansiedad durante la infancia o adolescencia es un claro signo de que algo en el niño o la niña le está perturbando emocionalmente. Los padres o tutores, son el pilar fundamental de los niños durante su crecimiento, son las personas que tienen como referencia para aprender formas de reaccionar y enfrentarse al mundo.


Si los padres del niño o niña son ansiosos, esa ansiedad pueden transmitirla al niño con ciertas frases como: “no te subas ahí que te harás daño”, “hoy no saldremos de casa que hace mal tiempo y nos puede caer un rayo”, “dámelo, que tú no vas a poder”, “con el viento que hace si nos cae algo en la cabeza…”, y créeme, esas frases pueden afectarle hasta en la vida adulta.

Está claro que proteger a los hijos es algo esencial, no se quiere que les pase nada, pero, es importante que experimenten también por su cuenta, que investiguen, se caigan, que vean que no hay que vivir con miedo. Es por ello que la sobreprotección hacia los hijos favorece la aparición de ansiedad. Al igual que otras actitudes como el conformismo, la impaciencia o la excesiva perfección, promueven que el niño en futuras situaciones no se vea capaz de afrontar las dificultades por si mismo.

¿Qué señales podrían indicar que el/la niño/a sufre ansiedad?
  • Temor a encontrarse solo (no quiere ir al colegio o a dormir a la cama).
  • Llora con frecuencia o se encuentra triste.
  • Se muerde las uñas, le sudan las manos o mueve las piernas y manos.
  • Le suele doler el estómago o la cabeza.
  • Se encuentra irritable o tiene rabietas.
  • Tiene dificultades para concentrarse
  • Es muy perfeccionista en sus tareas y se preocupa en exceso.
  • Se asusta con facilidad.
  • Duda mucho, es muy indeciso.
  • Le causa mucha vergüenza o especial reparo relacionarse con los demás.
  • Se levanta con sobresalto y tiene muchas pesadillas.
  • Necesita ir acompañado a cualquier sitio.
  • Renuncia a realizar actividades que le gustaban.

¿Cómo actuar ante la sospecha de ansiedad en el menor?

Es importante contactar cuanto antes con un profesional de la psicología que posea conocimientos acerca del tratamiento de la ansiedad, para que pueda trabajar tanto con los padres como con el niño en pautas y estrategias para afrontar su malestar.

En el caso de los padres, las estrategias se enfocarán a la hora de indicar qué frases y actitudes favorecen una mejor respuesta del niño en el entorno. Además, lo importante es que los padres sepan proporcionarle al niño varias opciones de respuesta para que pueda aprender de sus errores y de sus acciones. En el niño, el trabajo fundamental será en su autoestima, su autoconcepto y sus habilidades sociales. No obstante, éste es un trabajo que no sólo recae en el profesional, sino también dependerá de la colaboración de los más allegados.


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jueves, 12 de marzo de 2015

"EL PROFE ME TIENE MANÍA": El efecto Pigmalión en la escuela

Supongamos que nos encontramos en una aula. En la parte izquierda se encuentran los alumnos que sacan mejores notas, y en la derecha están los que fracasan en varias asignaturas. Es un día de examen, el profesor tiene la cabeza agachada, y de pronto oye murmuros. Sin saber quien ha sido, ¿hacia qué parte de la clase creéis que se dirigirá? 

Con mayor probabilidad, el profesor se dirigirá llamando la atención a la parte derecha de la clase, puesto que ha interiorizado que son los “más problemáticos”. ¿Podría haber sido un alumno de la parte izquierda? Por supuesto. ¿Por qué sucede esto?


Seguro que alguna vez habéis oído esta expresión: “el profesor me tiene manía”. ¿Es la interpretación externa del alumno a unos hechos, o es posible que el profesor tenga un trato diferencial hacia los alumnos?

El efecto Pigmalión sucede cuando las expectativas que tiene una persona sobre otra influyen en el comportamiento de ésta última. Éste efecto se explica mucho mejor a raíz de un curioso experimento social realizado por Rosenthal y Jacobson. Se realizó de la siguiente forma: al principio de curso, el profesor recibió una lista de alumnos indicándole que, tras un test de inteligencia, esos alumnos tenían grandes dotes y podían destacar sobre el resto. Al finalizar el curso, los niños que fueron escritos en la lista obtuvieron mejores resultados. Lo que el profesor no sabia era que los alumnos de esa lista habían sido seleccionados completamente al azar. Entonces, ¿por qué sus resultados eran mejores que los demás? (Podéis ver el vídeo-documental <<AQUÍ>>)

La respuesta se encuentra en la gran influencia y poder de las expectativas. Es decir, si el profesor cree que es mal alumno, se centrará en sus errores, mientras que si cree que es buen alumno, se centrará en sus logros. En el caso del experimento, el profesor, tras creer que a esos niños se les podía sacar mucho más, se encargó de que así fuera. ¿Cómo? Si el profesor cree que de un alumno va a sacar provecho, le dejará una mayor participación en el aula, le perdonará más errores, le explicará más detalladamente los conceptos, etc. De este modo, y aunque el profesor no se da cuenta, está fomentando una mayor capacidad de aprendizaje en el alumno, confirmándose así su regla de que éste tiene buenas capacidades. Ésto se llama la profecía autocumplida, que es como el pez que se muerde la cola.


¿Cómo se forjan estas expectativas? Pues a través de nuestra interpretación de lo que observamos, de lo que vivimos, de experiencias pasadas, de la influencia de personas externas, o de la actitud o comportamientos de esa persona. Pero el efecto Pigmalión va mucho más allá, puesto que el profesor no es realmente consiente de cómo sus expectativas están influyendo en el alumno. Y sin embargo, es común que en estos casos el alumno se haga este tipo de preguntas:
  • “¿Porqué a él le ha dejado entregar el trabajo unos días más tarde y a mi no?”
  • “¿Porqué si él se equivoca le da otra oportunidad y a mi no?”
  • "¿Porqué si él habla no le grita y a mi sí?"
  • "¿Porqué en ocasiones ni me pregunta si he hecho el deber?”
  • "¿Porqué si le digo que no lo entiendo a mi no me lo explica?"
Cuando somos pequeños, las expectativas y la confianza que tienen sobre nosotros las personas pilar como el profesor o nuestros padres, son el feedback clave para crear nuestras propias expectativas sobre nosotros mismos, es decir, nuestro autoconcepto y nuestro rol en diversas situaciones. Por ejemplo, cuando a un niño en muchos lugares y durante mucho tiempo se le tacha de “mal alumno”, al final interiorizará dicho rol, de modo que aprenderá que su papel es ese, y habrá ciertas cosas que no podrá hacer. Sin dejar de obviar que dentro de las propias aulas siempre se forman grupos inconscientes. Quien no recuerda al típico contestón o problemático, al vago, al xarlatán, al sabelotodo, al tímido, al extrovertido, etc. ¿Como se forma esto? Lo formamos entre todos, a través de nuestras expectativas.

De modo que, me gustaría recalcar la importancia de fomentar en la escuela un trato igualitario, para que las expectativas que los niños desarrollen de si mismos sean saludables. Ya que, aunque en el experimento, el profesor llegó a explotar las capacidades de los alumnos de la lista, también obvió las capacidades que podían tener el resto de alumnos. 

Asimismo, creo que es verdaderamente importante que cualquier maestro o profesor sea capaz de mantener la mente abierta y valorar sus alumnos de forma objetiva, sin juicios, ni pre-expectativas, puesto que pueden influir tanto positivamente como negativamente en su autoconcepto académico, es decir, en que él crea o no que puede hacer bien sus labores de la escuela.

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jueves, 26 de febrero de 2015

"CÓMO AYUDAR A MI HIJO EN SU CAMBIO DE PENSAMIENTO"



Cuando un niño empieza una terapia con un psicólogo, los padres y familiares son las personas más importantes durante el proceso de intervención, puesto que son el refuerzo y apoyo más cercano que va a tener. Es por ello que los psicólogos solemos dar pautas a los padres y les informamos sobre aspectos que hay que tener en cuenta para que el niño pueda desarrollarse correctamente a nivel emocional. Desde pequeños podemos tener pensamientos fugaces que pueden hacer mella en nuestro estado de ánimo. Los pensamientos fugaces son aquellos que parecen de forma tan rápida y automática que a veces ni nos acordamos de ellos, puesto que la mayoría de ellos son absurdos e irracionales. Sólo cuando le damos más importancia de la que se merecen es cuando realmente influyen en nuestra vida.



Cuando somos niños, también podemos llegar a tener pensamientos negativos de nosotros. Y si crecemos junto con ellos, pueden afectar a nuestro bienestar emocional. 

El procedimiento de un cambio de pensamiento es muy distinto de los adultos, puesto que si el niño es muy pequeño no tiene la misma capacidad de razonar, ya que se encuentra en una etapa aún en pleno desarrollo en la que existe mucha fantasía, tal y como hablamos en el post “Sin miedo a la oscuridad”. Durante este tránsito complejo, por el cual el niño se encuentra en la adquisición de otros hábitos más saludables de pensamiento, los padres pueden ayudar en casa a que el niño tenga un pensamiento mucho más saludable.

"¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a cambiar el pensamiento?"

A través de los cuentos, los juegos y las fantasías es más fácil llamar su atención y promover de esta forma el cambio. Asimismo, puedes hablarle de un personaje ficticio como el primo del ratoncito Pérez el cual he invencionado:

“Aunque éste también se llamaba Pérez, no tenían el mismo empleo. A Pérez 1 le tocó recoger los dientes de leche de debajo de la almohada y dejar una recompensa a cambio. Mientras que a Pérez 2, le tocaba ayudar a transformar lo negativo en positivo. ¿Cómo? Antes de irse a dormir, los niños tenían que escribir en un trocito de papel,  ese pensamiento malo que no les hacia bien. Así el ratoncito se lo llevaría y lo tiraría a la basura, dejando debajo de la almohada un pensamiento mucho más bonito y una recompensa por haber tirado ese pensamiento malo. Pero no todo está hecho, para destruir ese pensamiento malo tienes que esforzarte en recordar ese pensamiento bueno para que sea él quien gane la batalla”.

Ese pensamiento bonito será colgado en su habitación, en el frigorífico o en un sitio muy visible de la casa, para que el niño pueda verlo todos los días. El apoyo de la familia a la hora de promover unos pensamientos saludables en el niño hará que su autoestima y su autoconcepto se desarrollen de forma adecuada. Hay que tener en cuenta que, durante los primeros años de vida, es muy importante el correcto desarrollo de estos dos conceptos tan importantes en el bienestar emocional de la persona.

Minicuentos para niños sobre: LA VISIÓN DEL OTRO y LA ENVIDIA.

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viernes, 26 de diciembre de 2014

EL RELOJ DE ARENA (MINICUENTO SOBRE “LA VISIÓN DEL OTRO”)


“Un día de primavera, Laura y sus compañeros de clase se fueron de excusión al acuario. Había toda variedad de animales del mar, algunos grandes, otros pequeños, con dientes afilados, otros muy largos… Algunos parecían ser muy simpáticos, como las tortugas, los delfines y las belugas, otros sin embargo parecían ir a la suya como las anguilas. Dentro del recinto había un túnel hecho de cristal con el que se podían ver a los peces cómo pasaban por encima de sus cabezas. ¡Parecía que estuviesen dentro del océano! Era muy bonito.

Lo que más les gustaba a todos era que, al terminar ver todas las salas, pasaban por las tiendas de regalo y veían qué cosita se podían comprar para llevárselo a casa como recuerdo. Nada más llegar allí todos empezaron a buscar entre las estanterías. Había tazas, lápices, imanes, llaveros, camisetas, etc. ¡Un sinfín de cosas! De pronto, uno de los compañeros propuso que todos se compraran la misma cosa, así sería un recuerdo compartido por todos. Toda la clase se emocionó y aceptaron la propuesta. Pero… ¿Qué podían comprar? Una camiseta era muy cara, los bolis y los llaveros era algo muy común… y cuando ya no sabían qué podían comprar, una compañera vio dentro de una caja unos relojes de arena hechos con pequeñas piedrecitas de mar pintadas con colorines. Era un recuerdo muy vistoso. Todos aceptaron y empezaron a coger relojes de la caja. Laura se había quedado mirando unas pequeñas conchas de mar y no se había dado cuenta, cuando de repente vio que todos sus compañeros llevaban en su mano el reloj de arena. “Vamos Laura, ve a coger el tuyo!” Laura se había despistado y no se había dado cuenta de que habían elegido ese recuerdo. Fue corriendo hacia la caja donde estaban los relojes de arena y ufff…¡por suerte quedaba uno! Se quedó mirando el reloj y le pareció bonito, se sintió afortunada de haberlo cogido y fue a la caja a pagarlo.


Todos contentos con los relojes en sus mochilas se subieron al autobús. Cuando estaban ya de vuelta a la escuela, empezaron todos a sacar sus relojes y a cronometrarse unos a otros, jugando a las adivinanzas. Si se encontraba la respuesta antes de que toda la arena se posara en la parte de abajo, se ganaba 1 punto. Laura sacó el suyo, pero vió que curiosamente era diferente. Cuando sus compañeros vieron que su reloj no era el mismo le dijeron que había cogido el más feo. Laura se defendió diciendo que era especial, pero los otros niños le dijeron que era raro, diferente y ridículo porque no era igual. A Laura le parecía bonito, pero como vio que los relojes de sus compañeros eran iguales, se convenció a sí misma de que el suyo, el que no era igual, era feo. Empezó a desanimarse por no tener el mismo reloj que todos sus compañeros, y llegó a pensar que no debería haberlo cogido. Ya no era un recuerdo compartido, al menos no sentía que así fuese, porque le habían dicho que el suyo no era bonito.

Cuando llego a casa lo dejó a desgana encima de la mesa. Pero de repente sucedió algo inesperado, las bolitas de arena no bajaban… ¿Qué pasaba? Laura empezó a mover su reloj dándole golpecitos para que bajaran. ¿Se habían quedado pegadas? Pero entonces al darle la vuelta  vio que las bolitas no se deslizaban hacia abajo sino que subían hacia arriba! Laura se quedó perpleja. Su reloj no funcionaba como uno convencional, ¡iba al revés!

Empezó a saltar de alegría, y es que el reloj que todos los demás tachaban de diferente y feo realmente era muy especial. Laura entendió que el hecho de que sus amigos lo vieran raro y feo, no tenía porqué ser realmente así. Desde aquel día, Laura empezó a ver su reloj como un objeto único.”



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sábado, 13 de diciembre de 2014

EL SOL Y LA LUNA (MINICUENTO SOBRE LA ENVIDIA)


Durante muchos, muchísimos siglos, hubo en la galaxia un gran enfrentamiento entre el Sol y la Luna. Mantenían un gran desafío por querer ser el preferido o preferida de la Tierra. Y es que ambos querían destacar como el más importante para los habitantes de la Tierra, pero siempre veían al otro como un gran rival.

La Luna vivía envidiosa del Sol, ya que éste salía a relucir su luz todos los días del año, sus rayos calentaban el agua en verano, las personas se posaban y absorbían cada uno de los rayos durante horas, y nadaban contentas bajo su luz. Cuando llovía, gracias a él se podían apreciar los magníficos arco iris. Y en invierno… ¿Quien pensaba en la Luna en invierno cuando se necesitaba la calor del Sol? Las personas buscaban como sedientas los rayos y adoraban ese pequeño sorbo durante el día. Y es que el Sol daba la vida.

Lo peor que la Luna intentaba sobrellevar era eso, la luz… la Luna no tenía luz propia, y por ello tenía que conformarse con el reflejo que el propio Sol le prestaba, para que ella pudiese brillar. En ese sentido, tendría que estar agradecida al Sol por prestarle su luz, pero a ella le molestaba, porque al fin y al cabo no era suya. La Luna no quería salir por las noches, ya que era cuando el mayor numero de personas dormía y no la podían contemplar. Y es por ello que, en ocasiones, intentaba colarse de día por alguna esquina del cielo, aunque pocos la veían ante el grandioso Sol.



Tal era la envidia de la Luna que, cuando pasaban muchos años y tenía la oportunidad de aparecerse justo delante, tapaba al Sol eclipsándolo y creando lo que las personas llamaban un eclipse de Sol. Esto sucedía poquísimas veces, pero cuando pasaba, la Luna se sentía mucho más poderosa frente al enorme Sol.

La Tierra vivía en medio de un continuo conflicto, y es por ello que intentaba que no se viesen,  interponiéndose entre ambos, creando lo que se llama el eclipse de Luna. Pero eso no impedía que el reto por destacar se terminase.

La Luna se pensaba que el Sol proyectaba su luz hacia ella para que las personas, durante la noche, recordaran su brillo y volver a ser otra vez el protagonista, pero lo que ella no sabia es que el Sol realmente se moría de envidia por la Luna.

Y es que la gente no se protegía de ella como al Sol, al que veían como peligroso, y siempre comparaban a la gente bella con con la Luna en las poesías y canciones, y pese a que era el reflejo del propio Sol, las personas siempre hablaban del “bonito reflejo de la Luna”. Además vivía más cerca de la Tierra y podía contemplar más detalladamente toda la curiosa actividad que realizaban las personas. El Sol siempre había deseado tener la oportunidad de poder ver de noche todas las luces encendidas de la Tierra. En Navidad decían que era precioso.

También había oído que la Luna tenía poder sobre el crecimiento de las plantas e incluso sobre la marea. Además, según como le diese la luz cambiaba de forma y, cuando era de noche, se encendía como una bombilla destacando sobre un majestuoso fondo negro. A ella al menos la podían mirar fijamente durante horas, al Sol… era imposible.

Un día, la Tierra harta de ver cómo se comparaban ambos, decidió crear una tormenta que cubrió todo el cielo de una espesa capa de nubes imposibilitando así a los habitantes, la visión del Sol y de la Luna. Las personas tristes desde la Tierra pronto empezaron a decir cuánto los echaban de menos, tanto al caluroso Sol por el día, como a la bonita Luna por la noche.



Ambos, empezaron a escuchar cada una de las bonitas palabras que los habitantes de la Tierra decían sobre ellos, y que ahora, con una simple nube se perdían. Y es entonces cuando se dieron cuenta de que ambos habían estado tan centrados en las propiedades que no tenían, que se habían olvidado completamente de todo lo bueno que cada uno aportaba. Compararse había sido un gran error. 

Desde aquel entonces, cada uno centró todas sus fuerzas en sus capacidades, en aquello que sí tenían a su alcance, para poder dar lo mejor de sí y poder ser la mejor versión de si mismo en cada momento, sin comparaciones y sin envidias. Porque al fin y al cabo, cada uno aportaba magníficas cosas a la Tierra. Además, cualquier día podía llegar un montón de nubes, y daría realmente igual ser Sol o ser Luna.



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domingo, 7 de diciembre de 2014

SIN MIEDO A LA OSCURIDAD

Durante la infancia, el miedo a la oscuridad es algo común, puesto que aún desconocemos qué cosas son reales y que cosas con ficticias. Es una época de mucha fantasía e imaginación. Al igual que creemos en los reyes magos, las hadas, los duendes o el ratoncito Pérez, también creemos en los monstruos, el hombre del saco, las brujas o los fantasmas.


Tener miedo es totalmente natural, tengas la edad que tengas. Hay que sentir miedo, porque si no, ¿cómo sería una vida sin miedo? Nos arriesgaríamos demasiado, pondríamos en peligro nuestra vida sin tener cuidado… y es que el miedo nos ayuda a sobrevivir.


Cuando sentimos miedo se acelera el corazón, se nos tensan los brazos y piernas, se nos abren los ojos de par en par, las pupilas se dilatan, sentimos escalofríos, etc. Estos “síntomas” son las órdenes del cerebro a nuestro cuerpo preparándolo para una posible huida o lucha cuando éste ha avistado un peligro o una amenaza.

Sabemos que hay que temer a la oscuridad. Aprendimos de las historias que nos han contado, viendo a los demás como huyen o por la propia experiencia. Sabemos que la oscuridad hace menos visibles las cosas y que, cualquier sombra, puede ser un juego libre de interpretaciones. 

Hoy en día, hasta de adultos nos asustamos por cualquier ruido, y es que, temer a la oscuridad no es solo cosa de niños. ¿Alguna vez os ha pasado que hay una chaqueta, un perchero, una mochila o cualquier objeto en vuestra habitación que parece que es una persona y tenéis que encender la luz? Seguro que sí. Ésto se llaman ilusiones. Las ilusiones son creadas por nuestra mente debido a la ambigüedad, la poca visión que tenemos del objeto. Si esta incertidumbre es combinada con expectativas negativas y una activación emocional intensa, tenemos la combinación perfecta para que surja el miedo.


En este post os doy unas pautas a tener en cuenta para poder evitar y combatir el miedo a la oscuridad:

  • Evitar cenas pesadas. Cuando las comidas son menos digestivas y pesadas el cuerpo aún se encuentra trabajando en la digestión cuando te vas a dormir, aumentando la probabilidad de aparición de pesadillas, ya que el cuerpo no está completamente relajado y aún se encuentra en tensión.
  • Evitar las películas impactantes. El ver o leer historias que son impactantes durante la noche aumenta la activación tanto en el cuerpo como en la mente. Cuando estamos dormidos, el cerebro hace un repaso de todo lo vivido en ese día, mejor que no encuentre imágenes negativas ¿verdad?
  • Reducir la excitación emocional. Antes de irnos a dormir, una buena forma de bajar la excitación emocional y relajar cuerpo y mente, es darse un baño caliente, con perfumes suaves y/o escuchar música instrumental tranquila. Nada de estimulantes como la cafeína, teína o nicotina.
  • Hacer ejercicio. Realizar ejercicio durante el día, hace que el cuerpo segregue endorfinas que aumentan la sensación de bienestar. No lo realices pocas horas antes de dormir o realizará el efecto contrario. El objetivo es que el cuerpo esté relajado, no cansado.
  • Dejar una luz. Es típico dejar una luz, y aunque no es la solución, sí que se puede usar como aliado para conciliar mejor el sueño. De este modo, aumenta la visibilidad de la habitación y eso proporciona mayor seguridad. El proceso es apagarla cada vez de forma más frecuente hasta conseguir dormir sin ella.
  • Un final de cuento. Antes de ir a dormir piensa en algo bueno, lee algo que te motive o… ¿porque no? Que te haga reír. Irse con una sonrisa a la cama, es una buena arma contra las pesadillas. Recuerda: busca algo bueno para terminar el día.
  • ¿Vaso de leche por la noche?. La leche, lo contrario a lo que dicen, no es muy digestiva. Si tienes por costumbre beber un vaso de leche antes de acostarte y tienes dificultad para dormir, prueba a cambiarlo por una infusión caliente (que no sea té), existen en muchos sabores.
  • Ropa cómoda. Dormir con ropa cómoda también es importante, que no te apriete, y revisa que no tengas ninguna cadena, pulsera o reloj que te pueda molestar o cortar el sueño.

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miércoles, 24 de septiembre de 2014

QUÉ HACER PARA QUE HAGA LOS DEBERES



“No quiero hacer los deberes”, “ahora no, quiero jugar”, “pero ¿para qué tengo que hacerlos?” “no me gusta hacerlos, qué rollo”… Si tienes hijos es posible que alguna vez hayas escuchado estas frases cuando es la hora de que hagan los deberes de la escuela. Suele parecerles una situación aburrida, por lo que a muchos les cuesta  hacer los ejercicios.


En este post os planteo 8 aspectos a tener en cuenta para que el/la niño/a haga los deberes.

  1. Organización: acordad una hora para hacer los deberes. Que a ser posible todos los días sea a la misma hora ya que de esa forma el niño aprende que cuando llega esa hora hay que hacerlos. Para que se acuerde, haced juntos con colores y pegatinas una lista, un calendario o una agenda de la semana y colgarla en la habitación o en la zona de estudio, así le será mucho más facil visualizar lo que tiene que hacer durante el día y no olvidarse de los deberes. Además ésto le ayudará también a ser más responsable.
  2. Fuera distracciones: el espacio donde se van a realizar los deberes tiene que estar fuera de distracciones como son juguetes, televisión, música, consolas, ordenadores. Si el espacio tiene estos objetos, es importante guardarlos o apagarlos cuando vaya a hacer la faena, puesto que su atención y concentración en la tarea se verán disminuidas. Si se encierra en la habitación dile que cuando termine lo enseñe, para ver lo bien que lo ha hecho y así asegurarte de que los ha completado con éxito.
  3. Que comprenda: en ocasiones los niños no hacen los deberes porque no llegan a comprender lo que tienen que hacer. Dile que antes de empezar a hacer un ejercicio es importante saber qué es lo que nos pide. Primer paso, leer el enunciado, segundo paso, comprender lo que nos está pidiendo que hagamos, y tercer paso, empezar a hacerlo desde el principio.
  4. ¿Para qué hacerlos?: muchas veces los niños no hacen los deberes porque no saben lo que implica hacerlos o no hacerlos. Explicale que hacer los deberes le ayudará a poder entender las cosas y poder hacerlas él el día de mañana. Si el niño es muy pequeño no le expliques que es para poder trabajar el día de mañana puesto que eso es a largo plazo. Dile que dar esos pequeños pasos haciendo los deberes bien supondrá obtener buenas notas y un gran paso, que será pasar de curso junto a sus compañeros.
  5. Participa: participa con él ayudándolo a hacer los deberes. Que él también te vea interesada/o e implicado/a en su trabajo. Intenta que lo haga solo sin tú hacer parte de su trabajo para que pueda resolverlo por sí mismo/a. Sé accesible y atento/a a cualquier duda, que no se sienta solo y que sepa que tiene a alguien a quien preguntarle. Si te pide ayuda enseñale cómo se hace con otro ejemplo. El objetivo es que sepa comunicar lo que no entiende y que tenga autonomía para hacerlo por sí mismo, de modo que no dependa de que otro se lo realice.
  6. Hazlo un juego: hacer que los deberes sean algo divertido no es fácil, pero podéis hacer una competición amistosa a ver quien lo hace mejor o más rápido. Ve haciéndolo a la par que él, no ve más lento/a para que no se sienta ansioso ni con presión. Indícale la importancia de hacerlo bien.
  7. Motívale: mientras lo haga dile que es todo un campeón o una campeona por hacer los deberes. Exprésale lo contento/a que estás porque los haga. Al terminar un ejercicio, antes de que haga otro, revísalo y si lo ha hecho todo correcto, dile lo fabuloso que se le ha quedado y lo bien que lo está haciendo. Estas pequeñas palabras alentadoras hacen que el niño tenga muchos más ánimos para seguir haciéndolos.
  8. Prémiale/a: en lugar de castigarle porque no haga los deberes, prémiale cuando los haga. La conducta se rige por la recompensa, pero hay que hacerlo bien. Es decir, no le digas que el premio es ver los dibujos animados y le apagues la tele mientras los estaba viendo. El premio tiene que ser algo simple, un pequeño detalle del día a día que al niño le guste y le llame la atención. A veces surgen ocasiones que se pueden aprovechar como premio motivador, por ejemplo una excursión.  Evitar los regalos materiales como los juguetes, ya que se pueden volver una costumbre y al final el niño los desvaloriza. Cuando obtenga su premio, recalcale en cómo y porqué lo ha conseguido.
Cada niño/a es un mundo, atiende a esas cosas que a tu hijo/a, nieto/a, sobrino/a o hermanito/a le determinan a la hora de hacer los deberes. Ante todo motivar es un aspecto muy importante.



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