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lunes, 27 de febrero de 2017

Y SI NO ES AHORA, ¿CUÁNDO?

Realmente no nos damos cuenta hasta qué punto solemos postergar los planes, las ilusiones, las experiencias... Las dejamos para “otros” momentos, quizá porque esperamos ocasiones especiales o días señalados, buscando así situaciones que sean las “adecuadas” y que nos hagan sentir que esperar ha valido la pena.


Así que dejamos que…

Ese vino bueno se quede en la estantería para darle ese toque a una “gran” cena.
Ese vestido, camisa o suéter en un rincón del armario para cuando salgamos “esa” noche.
La pequeña hucha de ahorros guardada, y que esperas no abrir hasta el momento “exacto”.
El dibujo que miras una y otra vez esperándolo ver “algún día" eterno en tu piel.
En lista apuntado “Llamar a…” y nunca lo llegamos a tachar.
Ese escrito que guardas en “Notas” siempre pendiente de enviar a esa persona.
Esa escapada pendiente a un lugar cualquiera con un equipaje cualquiera.
Ese talento secreto que escondes por miedo a que no sea suficientemente aceptado.
Decir lo que sientes por esa persona por miedo al rechazo.
La estantería se quede abarrotada de recuerdos pasados.
La libreta llena de proyectos que no te lanzas a empezar.
De comprarte eso que tanto deseamos por las miradas ajenas.
Probar por miedo a fracasar.

Y esperas… a esa "ocasión".

Pero párate a pensar: ¿Te gustaría?

Si es así, ¿Cuándo vas a dar el paso? ¿Cuándo crees que es el momento?

Porque luego… ese vino bueno que dejaste bajo llave se pica, esa prenda de ropa ya no te viene buena, prefieres invertir tus pequeños ahorros en otras cosas, esa estantería sigue llena de las mismas cosas, esos escritos terminas por borrarlos, ese dibujo queda en el olvido, la llamada en tu recordatorio… ¿qué llamada?, el viaje se posterga cada vez con una nueva excusa, mientras tú sigues con tus sentimientos por esa persona, ella hace su vida… Así que dejamos de coger al vuelo oportunidades por miedo a perder, para luego arrepentirse también de no haberlo intentado…

¡Mira que nos complicamos!

Empiezas a tener miedo a sentirte solo/a en un mundo de extraños, y a sentirte extraño/a en un mundo solo. 

Y dejamos pasar… 

y postergamos… 

Esperamos y esperamos a que llegue ese “momento”, mientras a nuestro alrededor todo está pasando. Pasa, pero el tiempo…

Empiezas entonces a tener esa manía de cerrar los ojos e imaginar muchas cosas que no suceden por no dar el paso.

Y si no es ahora… ¿Cuándo?

Así que saca tu maleta, ese vino de la estantería, esa camiseta nueva, haz esa dichosa llamada pendiente o envía ese maldito mensaje, déjate tatuar, vete donde quieras, cuando quieras y con quien quieras. Si sientes la necesidad: grita lo que sientes o cuéntaselo a alguien. Demuestra tu talento, que deje ya de ser un secreto, date un capricho, escribe un libro, rastrea vuelos a lugares sin visitar, vacía tu estantería y llénala de recuerdos nuevos, nuevas caras, nuevas conversaciones, empieza a tachar de tu lista cosas pendientes…

Hazlo posible, hay cosas que no merecen espera, porque para que se dé la posibilidad no hace falta que se alineen los planetas y que todo el mundo esté de acuerdo, la situación también se alimenta de ilusión, de voluntad, de actitud… De esta manera, el tiempo “libre” aparece con más facilidad y la “situación exacta” la creamos nosotros.

¿Y si las cosas no salen como esperamos?

Entonces podrás ver que realmente todos somos extraños en un mundo extraño y todos estamos solos frente a un mundo solo. No todo lo controlamos, así que piensa en lo que quieres, lucha por ello, y que no sea por ti porque tu vida se esté volviendo un círculo vicioso del que te resulta difícil salir, no esperes a nadie.

Intentar, siempre intentar, para no quedarnos con las ganas, para no pensar en el “qué habría pasado si…”. Porque los mejores instantes son cuando menos te lo esperas.

Y tenemos que gastar... no las cosas, sino los momentos. 

Aprender a cazar los segundos, porque ellos mismos ya se gastan solos cada día.



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lunes, 25 de abril de 2016

PERDÓN POR LLORAR

“Los/as niños/as mayores no lloran”, “No llores que estas feo/a”, “Los hombres no lloran”, “No es nada, no llores por eso”, “No te enfades”, "Si tampoco es para tanto", “Big girls don’t cry”, “El que sonríe en lugar de enfurecerse es siempre el más fuerte” (Proverbio chino)…


Escuchando las frases anteriores, parece que al final tengamos que pedir perdón por sentir, porque mostrarse tal y como nos sentimos será sinónimo de inferioridad. ¿Tú que opinas?

Me da la sensación de que en nuestra sociedad acciones como llorar o enfadarse están mal vistas. Son clasificadas como “negativas”, pero lo que no sabemos es que privarnos de ellas es privar una parte de nosotros.

Sentir la necesidad de expresar las emociones y no hacerlo, es poner el freno a un coche que va a 200 por hora, y esto tiene sus consecuencias... explotar como una olla a presión. No solo ocurre con la tristeza o la ira, en ocasiones, ocurre incluso con la alegría. Hay personas que llegan a pensar que “no se merecen estar bien”, y cualquier atisbo de alegría lo ocultan, por el miedo a ilusionarse… Y esto, como no, provoca un gran malestar interno.

A consulta llegan muchas personas que les avergüenza llorar delante de los demás por miedo a mostrarse débiles o incluso para que las otras personas no se preocupen. Pero lo que no saben es que aguantarse no es sinónimo de fuerza. Somos humanos, y el llanto es una forma de liberación.

Que nadie te convenza de que llorar y/o enfadarse no sirven de nada. Ya que son parte de un proceso, que bien puede ser un duelo, un conflicto interno o externo no resuelto, una situación delicada, o simplemente, tan sencillo como que nos han o nos hemos hecho daño.

Las personas somos emociones y es importante expresar para poder pasar ese proceso de forma sana. La escritora Concepción Arenal (1820) ya decía que “el llanto es a veces el modo de expresar las cosas que no se pueden decir con palabras”. Porque cuando no te permites soltar, es cuando ese sentimiento se puede transformar en tu peor enemigo: una emoción tóxica.

Parece que se cree que los psicólogos pretendamos que las personas vivan en un mundo “Happy Flower” con frases motivantes, expresando solo las emociones positivas, todos sonriendo, contentos y corazoncitos que salen de los ojos (“Positivismo: ¿Don’t worry be happy?”)… Pero no, somos realistas, y sabemos que las personas que buscan terapia lo que quieren es sentirse escuchados, entendidos y acompañados en su proceso, y no quieren oír las frases del principio que, tal vez, han estado escuchando toda su vida.

No podemos evitar sentir lo que sentimos cuando algo nos sucede, así que no te "obligues" a sentirte bien machacándote con frases como "debería estar bien" o "no tendría que quejarme". No hay que auto-engañarse de lo que uno siente. Aunque pintemos la mierda de rosa, mierda va a ser. No hay que disfrazarlo. La aceptación de una enfermedad, un conflicto sin resolver, la pérdida de algo o de alguien… Son procesos que no hay que ocultar ni disfrazar con sonrisas, sino que hay que aprender poco a poco a aceptar, y esto requiere de tiempo. 

¡Tenemos nuestro derecho a expresar los sentimientos! No nos transformemos en robots que ni sienten ni padecen.

De modo que, hoy grito a los cuatro vientos: ¡No pidas perdón por llorar! Llora, llora porque te da la gana, llora porque sientes y estás vivo/a. Siente como nunca y no te escondas. No te dejes llevar por los sentimientos, simplemente siente, que estás en tu derecho y puedes. 


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lunes, 27 de julio de 2015

POSITIVISMO: ¿Don't worry be happy?

En la actualidad, se está fomentando mucho más la utilización del pensamiento positivo. El pensamiento positivo tiene la peculiaridad de espantar a los pensamientos destructivos (ver artículo "LOS 4 PENSAMIENTOS MÁS DESTRUCTIVOS"), los malos hábitos y de mejorar las relaciones sociales, de tener una mejor actitud frente a las situaciones y con ello una mejor conducta.

Pero, ¿cómo es pensar en positivo? ¿Es lo que dicen los hippies “paz y amor”? ¿Cómo hay que pensar de forma positiva? ¿Realmente la positividad nos vale para todo? En este post me gustaría hablaros de ello.


En primer lugar, vamos a por los mitos y realidades:

Mito: Ser positivo es ver el vaso medio lleno. 
Realidad: Es ver un vaso donde llenar.

Mito: Ser positivo es ver sólo el lado bueno de las cosas. 
Realidad: Es ver oportunidades donde otros sólo ven fracasos.

Mito: Ser positivo es no tener conflictos ni problemas. 
Realidad: Es saber gestionarlos de forma efectiva viendo las diversas posibilidades.

Mito: Ser positivo es olvidarse de los acontecimientos negativos.
Realidad: Es saber aceptar, perdonar y superar.

Existen muchas personas que sus pensamientos positivos o alternativos no les sirven, y es que no es un simple “don’t worry be happy”, es otra forma de interpretar las cosas (ver artículo "¿CAMBIAMOS ELCHIP? La reestructuración cognitiva"). 


Asimismo, antes de pensar positivamente hay que tener varias cosas en cuenta:

Lucha interna: Intentar pensar de forma positiva cuando tenemos la mente llena de pájaros revoloteando es imposible. Pensar de forma positiva no es una solución, es un proceso y un resultado, después de trabajar con uno mismo y con aquello que te hace sentir mal. No podemos pretender encubrir o tapar lo malo que nos sucede, sino ver cómo podemos solucionarlo.

Que no te tomen el pelo: ser positivo no es ser ignorante, pensar de forma positiva no significa que todo vaya a ser con buenas intenciones o que todo tenga que ser maravilloso y que todo el mundo quiere para nosotros lo mejor, recuerda que hay personas tóxicas (ver artículo "PERSONAS TÓXICAS").

Mente realista: que se piense de forma positiva no significa que vaya a suceder así, tener una actitud positiva nos predispone a actuar de cierta forma y por tanto que haya más probabilidad de que se nos presenten ciertas situaciones (ver artículo "¿SOMOS ADIVINOS? La profecía autocumplida"). Por tanto, importante tener en cuenta todo lo que podría suceder, no es saludable pensar de forma extremista.

Aceptar el no para empezar el sí: ser positivo no implica que todo vaya a ser un “sí” en la vida. Hay que aceptar que la respuesta también puede ser un “no” puesto que sino las decepciones pueden pasarnos factura. Cuando aceptemos la existencia del “no” entonces podremos aceptar que el sí.


Recuerda, que el positivismo no ha de encerrarse dentro de la cabeza en forma de pensamiento positivo, sino que ha de convertirse en una actitud y conducta positiva. No es un “haz el amor y no la guerra”, es otra forma de ver las cosas que fomenta nuestro bienestar emocional.

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