Tendemos a considerar
que errar está mal.
Los errores son malos en la medida en la que, en primer
lugar, no nos responsabilizamos de ellos y, en segundo lugar, no vemos en ellos
una oportunidad de aprender.
Es importante centrarse
más en el CÓMO que en el PORQUÉ, puesto que muchas veces no existe explicación
concreta. Puede ser debido a un cúmulo de estados y/o sucesos. Pero sí podemos atender a cómo se ha llegado a ello.
Algunas personas
tienden a atribuir sus fallos a los demás o a cosas que escapan a su control. Éste
tipo de personas no llegan a aceptar su error y esto les acarrea problemas con
las otras personas implicadas. Hay otras personas que suelen atribuir todos los
errores a sí mismas. Estas personas llegan a sentirse culpables y mal consigo
mismas. Además pueden llegar a pensar que “todo lo que hacen lo hacen mal” sobre
todo cuando llevan una mala racha.
De modo que es
importante quedarse en un término medio en el que uno mismo acepte los errores
en la parte en la que sabe que ha influido para que suceda. Quedarse en el “y
si…” nunca funciona, sólo te martiriza y te consume, ya que no se puede saber
que “hubiese sucedido si…”.
La mayoría de las cosas
las aprendemos por ensayo y error. Nadie dice que sea fácil, pero quizás para
que suceda algo nuevo has de hacer algo que aún no has hecho, o dejar de hacer
algo que has estado haciendo. Por ello, para, escucha y mira cada uno de los
pasos que has dado y después cada una de las partes que han sucedido. No
desistas, en ocasiones por miedo a errar dejamos de hacer cosas o no lo
intentamos. Pide ayuda si te sientes perdido/a, cuatro ojos ven más que dos.
Como anécdota, algunos
de los grandes inventos que han triunfado en nuestra sociedad fueron descubiertos
por error. Aquí os dejo tres de ellos:
- La sacarina: Unos químicos trabajaban en un derivado del alquitrán cuando pararon a almorzar. Sin lavarse las manos empezaron a comer notando que la comida en sus manos era dulce.
- El superpegamento: Se estaba trabajando en una nueva especie de plástico, y en uno de esos intentos fallidos salió una sustancia que era extremadamente pegajosa.
- El marcapasos: Un profesor de ingeniería quería fabricar un dispositivo que pudiese grabar el ritmo cardiaco. Pero por error el aparato empezó a emitir una serie de impulsos eléctricos semejantes a los ritmos cardiacos.
Si los descubridores de
estos inventos no hubiesen visto en ese error la oportunidad de que fuese útil,
quizás a día de hoy no se hubiese hecho uso de ellos.
Asimismo, aceptando nuestros
errores igual no descubrimos un nuevo invento, pero sí una pauta que nos sirva
para nuestro crecimiento personal ;) Quédate con lo útil, soluciona ese error y
sé valiente.
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